CABO HAITIANO, Haití
Se está derramando demasiada sangre en Haití, dijo ayer, jueves, un sacerdote en una misa en honor del presidente asesinado Jovenel Moïse, y las autoridades expresaron su temor de que haya más violencia antes del funeral.
El padre Jean-Gilles Sem habló ante decenas de personas que llevaban camisetas blancas decoradas con el retrato de Moïse.
“Los asesinatos y los secuestros deben parar”, manifestó, y destacó que las poblaciones pobres son las más afectadas. “Estamos hartos”.
La catedral en Cabo Haitiano, en la costa norte de la isla, se llenó aproximadamente a la mitad. Las autoridades advirtieron que podrían cancelar eventos previstos para las horas siguientes por temor a que hubiese violencia.
Partidarios de Moïse interrumpían la misa con gritos y acusaciones de que la élite del país mató al presidente. Un hombre que dijo llamarse John Jovie estaba de pie afuera del templo junto con un grupo de hombres y advirtió que habría más violencia si miembros adinerados de la élite de Puerto Príncipe asistían a las ceremonias.
“Les pedimos que no vengan al funeral”, dijo. “Si vienen, los decapitaremos. Sacaremos nuestras armas de donde están ocultas… Queremos justicia para Moïse”. El alcalde de Cabo Haitiano arribó a la catedral rodeado de guardaespaldas.
Después de la ceremonia, algunas personas firmaron un libro azul de condolencias que la oficina del alcalde colocó cerca de la catedral. Algunos simpatizantes permanecían de pie frente a un retrato de Moïse e hileras de velas que titilaban entre las ráfagas de viento caliente.
“Mi presidente. Vaya usted en paz. Dios lo ve todo. Luchemos por un cambio”, escribió Louis Judlin, un electricista de 36 años que tiene dos hijos. Judlin dijo estar desempleado y pasar dificultades para alimentar a sus hijos.
“La vida es realmente dura para todos los haitianos. Comer, ir a la escuela, tener salud, transporte”, señaló.
La víspera estalló la violencia en Quartier-Morin, situada entre Cabo Haitiano y el pueblo natal de Moïse.