Por más de 30 años he sido un entusiasta defensor de los derechos de cada editor a regir su periódico según las normas que determine y ahora me veo obligado a aceptar lo que tanto he defendido.
Resulta que en este periódico Hoy, en cuya página editorial su director Bienvenido Álvarez Vega generosamente me acogió tras mi salida abrupta de otro diario hace varios años, existe una norma que impide mantener columnas fijas en dos publicaciones del mismo grupo editorial.
Desconocedor de ello, reinicié desde la semana pasada en el periódico El Día mi columna diaria “Día por día”, homónima de mi comentario editorial por televisión. Lo que más lejos tenía era que ello significaría tener que despedirme de mis apreciados lectores de los martes y los viernes en este diario Hoy.
Pero la coherencia entre lo que uno predica y lo que hace es lo que da credibilidad y si he mantenido siempre que el criterio del director debe prevalecer, mal haría incordiándome a mi mismo rehusando reconocer ahora lo mismo que he mantenido siempre.
Solicité comoquiera al amigo Bienvenido, más que al director Bienvenido, la cortesía de permitirme despedirme de mis lectores y agradezco muchísimo su gesto de permitirlo. Porque así como uno saluda al llegar, demuestra la educación hacerlo también al salir. En eso se nota la calidad humana de distintos directores…
De modo que, muy apenado por tenerme que ir, en contra de mi voluntad, les digo hasta luego. A mi juicio estas acogedoras páginas editoriales de Hoy constituyen un lujo del periodismo dominicano por su amplitud, tanto de espacio como de variado contenido. Esa diversidad o pluralidad también es un mérito que distingue al director.
Seguiré escribiendo ahora diariamente y con menos palabras (aquí son 400 y allá apenas 150) en el hermano matutino El Día, bajo la dirección del doctor Rafael Molina Morillo y su eficaz equipo. Es como seguir en la misma casa pero en otra habitación.
Muchas gracias a Bienvenido por haberme acogido en un momento que para mi fue tan especial. Gracias igualmente a sus magníficos colaboradores. Dicen que las despedidas son tristes pero en este caso es más un hasta luego porque siempre me sentiré en casa en Hoy y además seguiré colaborando con este periódico. Pero sobre todo gracias a mis queridos lectores de esta página de Hoy. Les espero en El Día.