De Eduardo Salvador Martínez Saviñón, Paleco, lo conocido es que existe una calle de Santo Domingo con su nombre. Pero no ha sido posible obtener noticias de su vida porque ni siquiera la resolución del Ayuntamiento del Distrito Nacional consigna sus merecimientos.
La denominación fue propuesta por el regidor Raimundo Tirado junto a las del coronel Juan María Lora Fernández y Ramón Esperanza Hierro Santos (Chago).
El heroísmo y el martirologio de Paleco, sin embargo, justifican el homenaje de esta vía: era militar durante la tiranía de Trujillo y abandonó los cuarteles para entrenarse en Cuba y participar en las expediciones de junio de 1959.
Vino por Maimón y era de Sabana de la Mar. Son los únicos datos, gracias a Anselmo Brache Batista, que los consigna en su libro “Constanza, Maimón y Estero Hondo, testimonio e investigación sobre los acontecimientos”.
A pesar de la profusión de fotos que ilustran el ejemplar no aparece una de Paleco. Hay también cartas, diarios, testimonios de otros revolucionarios. Y nada de Paleco. Contiene dos entradas donde se le cita: “Martínez Saviñón, Eduardo Salvador (a) Paleco. Vino por Maimón, Nativo de Sabana de la Mar, El Seybo. Ex miembro de la Marina de Guerra” (p. 306) y se incluye en la “Lista de expedicionarios por orden alfabético y lugar de desembarco” (p. 386)
De muchos de sus compañeros se han publicado historias personales que revelan sus orígenes, desafección, entrega a la lucha, entrenamientos, desembarco, el trágico final o la sobrevivencia. Con él arribaron Moisés Rubén Agosto Concepción, puertorriqueño cuya memoria rescató su compatriota el historiador Félix Ojeda; Silvio Rafael Almonte Fernández, Miguel Álvarez Fadul.
También Francisco Martínez (Possé), alias “El Relámpago” y “el español”; Miguel Jacobo Amarante, Alejandro Arrechedera Rodríguez, venezolano; Ramón Asensio Valverde, Diego Ávila Pilar, Nicolás Báez, Alejandro Báez y Báez, Enrique Belliard Sosa, Toribio Bencosme Rodríguez, Larry Bivins, Alias Beebe (norteamericano).
Además José Fabio Bergés (Grillito), Pedro Julián Bonilla Aybar, Héctor Cabral Brito, Domingo Cabrera Martínez, Julio Camacho, venezolano; Juan Capellán Cabrera, Julio César Castillo Cruz, Rubén Cordero García, José Ramón Cordero Michel, Raúl Cruz, cubano, y otros 66 patriotas.
Muy pocos han recibido el tributo de una calle con sus nombres.
Cómo y dónde moriría Paleco es una incógnita. La guardia y los esbirros trujillistas fueron crueles con los que atrapaban. De los valientes de Maimón hay varios relatos. Algunos de sus cuerpos fueron exhumados e identificados. Paleco no está en ese grupo.
Las memorias de los sobrevivientes no dicen nada de él: ni Poncio Pou Saleta, Ni Mayobanex Vargas, ni el comandante Delio Gómez Ochoa. En el libro sobre su hermano Leopoldo, de Morella Jiménez Arthur, tampoco, ni en las Memorias de Saillant, que aunque “inéditas”, son citadas por sus narraciones en torno a la expedición.
Tratando de encontrar familiares de Paleco, se preguntó por él a parientes y descendientes de sus compañeros. No tienen información.
Es de suponer que exista alguien que lo conociera y solicitara a su memoria la designación de la tranquila y hermosa calle que lo recuerda.
Grupo Maimón. Del llamado Grupo Maimón escribió Brache: “Su heroica resistencia llevaba tres días sin agua, sin alimento y sin descanso suficiente. Sin embargo, se mantuvieron hasta estar imposibilitados”.
De estos combatientes hubo 30 muertos en el escenario de combate, próximo al desembarco; 22 cayeron combatiendo fuera del área; 44 fueron apresados combatiendo o tratando de romper el cerco, escribe, y añade: “De los 52 muertos en acción 14 fueron posiblemente incinerados en La Catherine”.
Apunta que “22 osamentas fueron exhumadas y rescatadas. Se indagó sobre 10 tumbas más en la sección de Maimón, sin resultados (ocho en el campo de acción y dos próximas al puesto de guardia)”.
Informa sobre otros seis expedicionarios de Maimón “valientemente caídos”, cuyas tumbas se desconocen pero que según él pudieran estar en las lomas de Hojas Anchas, entre Bajabonico (Imbert) y Altamira.
Agrega que a finales de julio de 1959 “aparecieron en la Bahía de Bergantín (cerca de Montellano, Puerto Plata) dos cadáveres de los expedicionarios que desembarcaron en Maimón. Militares, fusil en mano, forzaron a moradores del lugar a sacarlos del mar y luego a enterrarlos en la costa. Estos restos fueron exhumados el 24 de marzo de 1962”.
En 1987, los antropólogos Fernando Luna Calderón y Glenis Tavárez Mena, con apoyo de militares del ejército y miembros de la Fundación Héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo, recuperaron en el patio del CEFA, en San Isidro, 84 osamentas de los fusilados. Presentaban impactos de bala, traumas con objetos contundentes, muerte por fusilamiento y torturas. Algunos tenían proyectiles incrustados en los esqueletos además de fracturas maxilares, dientes y otros huesos, según el informe que recoge Brache en la cuarta edición corregida y aumentada de su valiosa obra.
“Lo que evidencia, anota, que la muerte más común fue por fusilamiento, alternada con torturas”. Hubo muertes por fracturas de cráneo con madero o culatas de fusil “amén de tiros de gracia”. Expresa que “cuatro miembros no presentaban cabezas, lo que indica que fueron cercenados antes del enterramiento. Dos esqueletos presentaban evidencia de haber sido ahorcados, uno con una goma y el otro con una correa, encontradas alrededor de sus cuellos”.
¿De qué forma murió Martínez Saviñón? ¿Dónde exhaló el último aliento? ¿Murió atravesado por las balas, destrozado por las bombas? ¿O estuvo entre los intrépidos seis que permanecieron por meses en los montes y cuevas de los alrededores de Maimón, dando lucha a campesinos trujillistas, alcaldes, oficiales y jefes de tropas destacados en el área? ¿Dónde descansan sus restos?
Maimón fue el centro de la resistencia más heroica a pesar del Destructor D-101, las escuadrillas de aviones vampiros a propulsión. Tal fue su denuedo que al último de los combatientes de la zona lo bautizaron como “el brujo” porque escapó largo tiempo de todos los escondites y escenarios de disparos y sangre.
Los restos de Paleco no figuran entre los identificados en las exhumaciones.
Estuvo anónimo hasta la denominación de la calle. Falta conocer su vida, sus hazañas.