Un híbrido para seguir adelante

Un híbrido para seguir  adelante

El siguiente paso del proceso electoral debería transitar la opción pragmática de elegir autoridades municipales en febrero aplicando a la vez el voto automático y el conteo físico de boletas al ciento por ciento a la vista de todos los delegados; formas conciliables y de sentido práctico llamadas a ser satisfactorias para unos y otros. El único resultado verdaderamente controversial de las pasadas primarias, invocado para objetar unas cifras finales, giró sobre la candidatura presidencial oficialista. No hubo rechazo para otros números aun cuando la diferencia de votos obtenidos entre competidores resultara estrecha.

Y más todavía: los casos de empate, notables numéricamente, fueron resueltos a satisfacción mediante sorteos, como permite la ley, y nadie se rebeló porque la suerte le fuera adversa. El veredicto de los electores mereció el mismo respeto que el del azar; civilizadamente. Ahora toca respetar por igual la posición de las organizaciones que mayoritariamente dicen confiar en el voto automático, y la de los que exigen que la verdad salga del resultado material de las consultas. Por lo visto, el espacio del evento más inmediato permite que se haga de las dos maneras. Una receta que supera a la del rey Salomón. No habría que partir a nadie por su punto medio. Las definiciones para hacer las cosas en el mayo crucial vendrían después, incluso tomando en cuenta este uso más, mejor vigilado, de los equipos cuestionados.

 

Versiones de siempre

Por muchos años, acciones de agentes policiales han dado pie a brutales relatos de muertes causadas a jóvenes que estaban reducidos a la obediencia, pero que luego la vocería del cuerpo del orden describe como «intercambio de disparos», un concepto notablemente desacreditado. Las críticas a este proceder debieron servir para que el trucaje verbal que hace aparecer las cosas en contradicción con los testimonios de testigos fuera desautorizado públicamente por algún jefe policial.
Cada hecho sangriento que por saña y crueldad reúna características de ejecución extra judicial a manos de patrulleros policiales debe ser investigado sin parcialidad, con sentido de respeto a la verdad, preferiblemente por el Ministerio Público, que incurre una y otra vez en hacerse el desentendido cuando los policías matan.

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