Un hogar con sabor a cultura

Un hogar con sabor a cultura

POR CLARA SILVESTRE
Desde la entrada se respira un aire distinto. Se podría entender que se entra a un museo, a decir por lo selectivo del mobiliario y de las piezas que forman parte de la casa. La calidez de la madera contrasta rápidamente con las paredes y pisos de ladrillo.

En la sala, un muro de piedra rompe cualquier monotonía. No podían faltar las obras de arte, pues quienes habitan la casa son apasionados del tema. ¡Cuánto de sus propietarios revela este hogar!

Por un lado nos encontramos con un amante de las artes y decorador por demás, por otro, su esposa, quien también es decoradora de interiores, quien creció rodeada de arte, pues su padre, Salvador Vasallo, es artista plástico. De esta forma, junto a su esposo comparten una misma pasión, logrando que su casa sea su guarida perfecta.

En este mismo espacio, de la sala, se encuentra un sofá hindú, acompañado de otro totalmente acojinado y unas sillas filipinas. Lo rústico resalta a propósito, creando una casa sin igual, donde la cultura y la historia convergen en un mismo escenario.

Los protagonistas de esta historia son Juan Gilberto Núñez y Carolina Vassallo. Como explicó Carolina, la decoración de su casa es en cierto modo ecléctica, predominando los estilos rústico y mediterráneo. «Cuando entras, lo primero que la gente dice es que no cree que está en un apartamento, pues todo el interior fue modificado en su versión original, tanto los materiales como la distribución. Todos dicen que se sienten como si estuvieran en una casa de campo o en la playa… nosotros quisimos tener la casa de campo en la ciudad…».

Dijo que en la entrada se encuentra un mueble multiuso, estilo mediterráneo, que se utiliza como librero, además para colocar adornos, obras de arte, esculturas y fotografías; posee puertas en madera para guardar algunas cosas y colocar el equipo de música. Se trata de un mueble hecho con ladrillos y cemento con una pintura color barro.

Las sillas reclinadas son peruanas, en cuero repujado, muy artesanales, al igual que el baúl rústico. El comedor es rústico mexicano, hecho a mano y envejecido mediante procesos artesanales, así como el armario que está tallado a mano y sirve para guardar bebidas, vajillas, manteles, entre otros. Como punto decorativo se le dio algunos detalles en pan de oro y plata.

La mayoría de las paredes están revestidas en ladrillo, otra en lajas blancas y las que no, llevan una pintura rústica inspirada en la decoración mexicana. Carolina Vasallo agrega: «Básicamente, toda la casa lleva en su decoración materiales nobles, de la tierra, cálidos: madera, barro, ladrillos… todo a tono con el estilo rústico, donde se ve más la intervención de la mano del hombre que de las máquinas».

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