Justo a un año de su partida física, aquel 18 de noviembre, recuerdo haber sospechado cuánta falta nos haría este gordo … y hasta me adelanté a la advertencia de que literalmente dejaría un profundo vacío en la sociedad dominicana. Hace falta el Freddy de la risa contagiosa con la lengua afuera y paradójicamente también hace falta el gordo sin pelos en la lengua; aquel hombre con coraje entre las piernas para denunciar las cosas que otros no se atreven a decir. Hace falta el Freddy solidario con los más pobres, el amigo que tiende la mano a sus hermanos, el de la Fundación El Gordo de la Semana, el de los telemaratones y el servicio social.

Hace falta el gordo querido, el gordo llorón, sensible, quien junto a otros hombres de bien era capaz de contribuir a curar enfermos, pero también hace falta el apóstol-padrino de muchos artistas, incluso de artistas desagradecidos que hoy ya ni mencionan al más grande y completo artista dominicano de todos los tiempos. Hace falta papá Freddy, el que era capaz de hacer una llamada a personas influyentes para favorecer a algún hermano del arte, sin importar cuánto o no este otro hubiese trascendido. Hace falta el hombre que catapultó a la fama y saboreó las mieles del éxito sin obnubilarse ni envilecerse para devolverte una llamada. Ese Freddy Beras-Goico capaz de apoyar nuestros proyectos y reconocer el talento ajeno públicamente. El Freddy a veces bocón, pero capaz de pedir perdón. Hace falta el enemigo de las injusticias sociales y el patriota capaz de tomar las armas para defender nuestra soberanía. El Freddy culto, investigador acucioso, amante de la gramática correcta, de la buena dicción, de la poesía, del canto lírico, de la cocina gourmet y del arte clásico y popular. El Freddy versátil, multifacético, trabajador incansable, honesto, correcto, con muchas virtudes y pocos defectos, pero sobre todo humano y servicial. El hombre que cambió la idea de que nadie es imprescindible … porque ciertamente la vida continúa, pero muchos estamos convencidos de que Freddy es insustituible, único e irrepetible.