El Jardín Botánico Nacional y la familia Abramo rindieron un homenaje póstumo al creador del reloj floral de la institución, Giovanni Abramo, con una siembra de varias palmas reales endémicas, al cumplirse un aniversario más de su partida física y 35 años de la construcción de este monumento de la naturaleza.
Según la nota de prensa, la jornada de siembra se llevó a cabo detrás del reloj y en el Arburetum con el acompañamiento de Milcíades Mejía, asesor científico del Botánico, directivos de la Sociedad Ecológica del Cibao, académicos de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, ecologistas, funcionarios del Jardín Botánico y, en representación de la familia, Domenica y Rosa Abramo, académicas de la PUCMM y la UASD, respectivamente.
El reloj floral del botánico, localizado a la izquierda de la Plaza Central, a la entrada, es el más grande de los de se especie en los jardines botánico del mundo, señalaron. Este reloj dejó de funcionar desde 1998, después del paso del huracán David.
Sobre el jardín. Fue fundado en 1976 para estudiar, conservar y manejar la flora dominicana. Su nombre honra Rafael Ma. Moscoso, el primer botánico que escribió sobre la flora de La Española, en 1943.