Laoag, Filipinas. EFE. La mansión que Ferdinand Marcos ordenó construir en 1983 en el norte de Filipinas para la boda de su hija Irene se ha convertido en un hotel donde taiwaneses, coreanos y chinos suben la majestuosa escalera hacia el casino sin prestar atención a las imágenes históricas que cuelgan de las paredes.
En la amplia y profusamente decorada entrada de Fort Ilocandia, colocadas en gruesos marcos dorados, se conservan fotografías de otra época en las que Imelda Marcos posa con monarcas y personalidades destacadas como el rey Juan Carlos y la reina Sofía de España o el rey Hussein de Jordania.
El arquitecto encargado de crear un lujoso complejo de varios edificios que diese cobijo a los más de 500 invitados al enlace diseñó grandes salones e inmensos jardines, que en la actualidad contienen malas reproducciones de estatuas griegas y romanas y una piscina olímpica a pocos metros del Mar de la China Meridional.