Un incierto futuro de la isla

Un incierto futuro de la isla

Fabio R. Herrera-Miniño

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Atrapado por la triste realidad económica y social de los haitianos, los dominicanos estamos sintiendo que se nos va aposentando un tenue temor de lo que pueda aguardarnos el futuro.

Y esto sería, cuando por las pésimas condiciones ambientales del suelo haitiano, se vean forzados a una migración masiva hacia el este o por mar a otras islas o países del continente.

La población haitiana emigrante se incrementó aceleradamente a partir de 1961 cuando los haitianos que se traían para el corte de caña decidían no regresar a su país, y con el auge del turismo en el Este a finales del siglo XX, la región oriental se convirtió en un enclave haitiano.

Para el siglo XVIII la colonia española era un reducido poblado que lucía abandonado, mientras en el oeste, la próspera colonia francesa sacaba del suelo occidental o de Haití grandes riquezas convirtiendo la colonia en la más rica del hemisferio.

Independientes los negros a partir de 1804 le ponían la proa hacia el territorio oriental, el cual, por estar casi deshabitado, era presa fácil de la triunfante población negra de occidente lo cual lo materializaron en 1822 con las tropas de Boyer ocupando toda la isla para hacer la una e indivisible.

Años más tarde, mientras Haití se hundía en la pobreza y la anarquía, Dominicana se consolidaba en el hemisferio como una nación de rápido progreso e índices de crecimiento notables sacando a muchos dominicanos de la pobreza pero aumentando las desigualdades entre los niveles más pobres, que junto a la masiva emigración haitiana, gravitan sobre las poblaciones en donde algunas áreas se convirtieron en enclaves de haitianos que trasladan sus costumbres y creencias al territorio dominicano sin observar las mínimas reglas de higiene que los dominicanos lo tienen como algo normal.

La reciente participación del presidente Abinader en la Asamblea Anual de las Naciones Unidas fue de un grito muy justificado de la incertidumbre que rodea la anárquica nación occidental. Los Estados Unidos reprimió salvajemente a orillas del río Bravo cuando centenares de haitianos intentaban cruzar para Estados Unidos y sus autoridades lo impidieron con inusitada violencia sin respetar el más elemental derecho humano.

El mundo observó con estupor esas acciones de violencia que ejercía la primera nación que insiste en pregonar con el ejemplo para que las demás naciones asimilen a ser proactivas en el cumplimiento de los derechos humanos, que para ellos, los haitianos no lo tienen.

Por eso el discurso de nuestro presidente Abinader cayó como del cielo en el momento preciso que ya es necesario adoptar una acción de socorrer a los vecinos isleños de la frontera occidental.

Para esa acción los dominicanos no vamos a tener vela en ese entierro ya que existe un gran desprecio en Haití hacia los dominicanos, tal como ocurrió con el rechazo de esos vecinos isleños cuando se pretendía hacerle una donación de vacunas anti covid.

Ojalá que ahora haya en el mundo un propósito de enmienda de las naciones para asistir al vecino estado occidental, los dominicanos solo no podemos para ponerle fin a sus miserias y nosotros debemos salvaguardar la integridad territorial dominicana y la vida para no tener que llegar a enfrentamientos de mayor envergadura e indeseable.

Haitianos podrían verse a una migración masiva hacia el este

Ya que existe un gran desprecio en Haití hacia los dominicanos

La participación de Abinader en la ONU fue de un grito justificado

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