Un indicador de nuestro atraso

Un indicador de nuestro atraso

El estudio “Coyuntura laboral de América Latina y el Caribe”, elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), pone a la vista uno de los indicadores más significativos de nuestros factores de  atraso.

Según este estudio, nuestro país  presenta la mayor tasa de desempleo urbano y es el que más lejos se ubica del promedio regional en los últimos años.

Se trata de una de las  muestras más elocuentes de que el vigoroso y sostenido crecimiento económico jamás ha tenido efecto positivo en la creación de plazas de trabajo.

 El estudio muestra un proceso involutivo en el comportamiento del empleo urbano en la República Dominicana, lo que es un rasgo verdaderamente decepcionante por tratarse de una economía definida como robusta y saludable.

Es posible la existencia de un fuerte vínculo entre el aumento del desempleo urbano y el aumento de la densidad poblacional urbana fruto del desplazamiento constante de población rural hacia la zona urbana. De todos modos, está el hecho de que el crecimiento de la economía no genera los empleos necesarios.

Estos indicadores de atraso siguen siendo asignatura pendiente para los planificadores  de políticas sociales.

El alza de los servicios clínicos

El alza de un 14% en las tarifas de los servicios de clínicas privadas parece un hecho irreversible. La Asociación Nacional de Dueños de Clínicas y Hospitales (ANDECLIP) ha hecho valer su posición de fuerza en perjuicio de los pacientes.

Nadie pretende que las clínicas asuman costos que ahoguen sus finanzas, pero también hay que tomar en cuenta que sería abusivo presumir que todo el perjuicio  para los pacientes.

La asociación que aglutina a las clínicas y las autoridades que manejan la seguridad social tienen todavía mucho de qué hablar. Poner sobre la mesa del diálogo los argumentos de unos y otros, transparentar los costos y analizar alternativas para evitar recurrir a un alza tan pronunciada. Es necesario que sobrevivan las clínicas, pero hay que cuidar de que no lo hagan solo a costa de alzar las tarifas.

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