Un Irán que resurge marca un desafío para los líderes árabes

Un Irán que resurge marca un desafío para los líderes árabes

Los regímenes sunitas están batallando por formular una estrategia frente al cambio de equilibrio del poder
POR ROULA KHALAF

En un viaje reciente a Bahrein, un seguro Manoucher Mottaki, el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, profesó tener respuestas para los problemas del Golfo Pérsico. Ante un auditorio predominantemente Árabe y occidental, indicó que la estabilidad del Golfo se lograría mejor con la eliminación de las fuerzas estadounidenses, ubicadas en toda la región, y estableciendo una alianza de seguridad regional con Teherán.

Le llamado a depender más en las propias fuerzas del Golfo tiene cierto atractivo para el árabe común, resentido ante Estados Unidos y frustrado por la dependencia excesiva de sus propios gobiernos de la seguridad que ofrecen los estadounidenses.

Sin embargo, los círculos oficiales tanto en el Golfo como en EEUU ven estas sugerencias como un reflejo de las sospechosa ambición de Irán de asumir un estatus de super-potencia regional.

 “Resulta simpático”, dice un funcionario estadounidense. “Irán está diciendo, `salgamos de las fuerzas extranjeras y déjennos ser una potencia regional´”

Los sucesos del año pasado han subrayado la influencia creciente de Irán en el Oriente Medio y su determinación a convertirse en una potencia nuclear. Pero también ha reforzado la percepción de un Irán chíita como la principal amenaza estratégica a los aliados sunitas de Washington en el Golfo, el sitio de dos tercios de las reservas mundiales de petróleo.

La estrategia regional de Teherán ha sido respaldar a los grupos militares que enfrentan Israel, situándose como un defensor más fuerte de los derechos de árabes y palestinos que los estados árabes vecinos. Este enfoque funcionó considerablemente bien en el verano, cuando el grupo Hizbollah, respaldado por Irán, defendió sus posiciones en el Líbano frente a la ofensiva israelí durante un mes. Los líderes árabes que habían criticado el secuestro por parte de Hizbollah de dos soldados israelíes, la acción que provocó la guerra, salieron del conflicto debilitados, mientras que Irán se envalentonó.

Lo que ahora alarma más a los regímenes árabes sunitas, sin embargo, es que el fracaso de EEUU en rescatar a Irak del conflicto sectario pudiera desplazar el equilibrio del poder en la región más a favor de Irán.

Los líderes árabes respaldan en mayor medida la minoría sunita de Irak. Los funcionarios iraníes dicen que ellos respaldan el gobierno central iraquí, dominado por la mayoría chiíta. Pero según altos funcionarios iraquíes, la estrategia de Teherán es más compleja e implica el apoyo a los grupos chiítas individuales, con la intención aparente de edificar vínculos por separado con Teherán.

Funcionarios árabes dicen que la insurgencia en Irán no se debe exagerar: su búsqueda de un programa nuclear traerá un mayor aislamiento internacional, y esto conlleva costos económicos que gradualmente serán más aparentes. Pero los estados del Golfo Árabe todavía y tienen que formular una punto de vista coherente o común para enfrentar lo que se percibe como un desafío iraní.

Reacios a poner en juego sus fichas aún en forma más decisiva con un EEUU debilitado y aparentemente confundido, en su mayoría también están preocupados por un diálogo potencial entre Washington y Teherán, con el temor de que pudiera afectar sus intereses propios.

Arabia Saudita ya estado llevando sus propias conversaciones bilaterales con altos funcionarios iraníes, pero personas cercanas a su gobierno dicen que se ha avanzado poco para aliviar las tensiones regionales.

En una jugada insólitamente audaz, los estados árabes del Golfo anunciaron recientemente que estudiarían el posible desarrollo de la tecnología nuclear, insistiendo, como hace Irán, que el propósito sería la producción de energía, no las armas atómicas. Visto esto como un mensaje para Teherán, el anuncio también hacer surgir preocupaciones sobre la proliferación en la región.

Por su parte, EEUU ha estado buscando destacar que su compromiso con el golfo es invariable, pase lo que pase en Irak. Washington inició una iniciativa destinada a fortalecer los vínculos de seguridad y defensa con los estados árabes del Golfo, mientras que EEUU ha incrementado su presencia naval en la región.

Sin embargo, la ambición última de Washington de crear un sistema de seguridad multilateral ha recibido una respuesta fría. Preocupado entre sí, los países árabes prefieren concentrarse en profundizar sus vínculos de defensa bilateral con EEUU.

“El Golfo sabe que necesita fortalecer sus defensas. Pero para el arreglo que desea EEUU, que es tratar con la región como una sola entidad, los países del Golfo necesitan tener una relación distinta entre sí”, dice un alto funcionario árabe.

Los funcionarios estadounidenses reconocen que algunos de los estados más pequeños del Golfo también están midiendo su relación militar con EEUU, contra el riesgo de alienar a Teherán.

La administración Bush ha estado particularmente preocupada por Qatar, rico en gas, donde EEUU mantiene su mayor base militar en la región. Un funcionario de EEUU dice que Washington ha estado pidiendo explicaciones al gobierno qatarí sobre decisiones recientes en las Naciones Unidas y la Liga Árabe que parecieron dar más apoyo a los intereses regionales de Irán que los de aquellos de los estados árabes pro-occidentales.

Mientras tanto, los regímenes árabes han estado pidiendo a Washington que presione para lograr avanzar en el conflicto palestino-israelí, esperando que acciones hacia la creación de un estado palestino viable ayude a inclinar el balance estratégico de la región de nuevo a su favor.

Algunos funcionarios iraquíes alegan que la mejor estrategia de los estados árabes para limitar la influencia de Irán es construir puentes con la mayoría chiíta de Irak..

“Los chiítas de Irak son árabes [no persas] y sienten que los árabes los han rechazado”, dice un funcionario iraquí. “Lo que los árabes deberían hacer es acoger al gobierno chiíta de Irak y tratar de convertirlo en el contrapeso de Irán”.

Funcionarios en Bagdad dicen que este mensaje, desplegado ante los líderes árabes, solo ahora está empezando a calar.

VERSION IVAN PEREZ CARRION

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