Un jarrón de agua fría para la calentura perredeísta

Un jarrón de agua fría para la calentura perredeísta

Casi el 90% de los encuestados por Gallup cree que Leonel Fernández aspira a una repostulación y una mayoría relativa, casi una cuarta parte, entiende que en el próximo período constitucional él seguirá como Presidente.

Otro dato interesante de la encuesta que en estos días viene publicando Hoy, es que mientras un 24.3% cree que Fernández será el próximo Presidente y un 13% cree que lo será Danilo Medina, que hace un total de 37.3% para los dos líderes peledeístas, sólo un 17% cree que ganaría la presidencia Miguel Vargas Maldonado y un 14% Hipólito Mejía, para una suma de apenas 31% para ambos líderes perredeístas.

Quizás este dato (37.3% para el PLD y 31% para el PRD) sea como un jarrón de agua fría para los entusiasmados perredeístas que creen que ya huelen a poder por el deteriorado estado de la popularidad del Presidente Fernández y su propia disimulada indefinición ante la posibilidad de que desee perseguir una nueva candidatura del PLD.

Si los expertos constitucionales concluyeran que no hay impedimento legal para una repostulación de Fernández, o si su partido maniobra políticamente para remover cualquier impedimento jurídico, y queda abierta esa vía a la posibilidad de que se presente como candidato, seguramente habrá una vocinglería enorme en contra de ese propósito.

Pero quizás una igualmente enorme masa silente vea con buenos ojos la posibilidad de que Fernández se quede en la Presidencia.

A mi juicio, si se da esa continuidad tendría que ser sin continuismo, y no es ningún trabalenguas, sino que el continuismo significa “la situación en que un poder político, un régimen o un sistema se prolonga indefinidamente sin indicios de cambio o renovación”. Y sin cambio o renovación me luce difícil que el Presidente Fernández logre capitalizar la tenue ventaja que refleja hoy en día la encuesta de la Gallup.

Reinventarse es algo común en la política, como claramente demuestra la resurrección de Hipólito Mejía. Fernández posee fortalezas que merecen resaltarse, pero sus debilidades (luce frío, distante e inhumano; aparenta permitir impunidad ante denuncias de indelicadezas; le encanta incrementar millas de vuelo; su acumulación de poder político incomoda a ciertos poderes fácticos…) deben ser atendidas y remediadas.

Más que un cambio de asesores o estrategas de comunicación, al Presidente le hace falta reconsiderar la esencia y fundamento de su liderazgo para reconectar con los votantes.

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