Un letrero amenazante

Un letrero amenazante

POR DOMINGO ABREU COLLADO
Ese letrero de la tienda Pochun, que casi cruza la vía sur-norte de la carretera a Villa Mella, es una amenaza. No por la tienda y como van subiendo los precios -que de por sí amenazan a todo el vivo- sino por el peso del mismo, que ya lo hace inclinarse peligrosamente.

La cuestión es si no está prohibida la colocación de este tipo de publicidad, principalmente cuando se constituye en peligro público, como es el caso del letrero aludido. En su caso, no hay ninguna seguridad de que cuando se caiga -y esa es su amenaza y promesa- este letrero se va a desvanecer antes de llegar a dos metros del suelo. Porque si fuera así, que los letreros que se caen de evaporan dos metros antes de llegar al suelo, por lo menos todo el ciudadano de menos estatura que dos metros (6 pies y 6 pulgadas) estaría a salvo. Y como desde el Polvorín para allá todo el mundo es más o menos chaparro, pues estaría todo el mundo a salvo.

Pero ocurre que no, que todos los letreros cuando caen llegan todos hasta el suelo, y todo el que esté entre el suelo y la trayectoria de caída del letrero va a llevar lo suyo, y lo más probable es que cuando se caiga el letrero de la tienda Pochun más de una persona, o más de una docena, va a sentir el peso de la ley, es decir, el peso de la falta de ley en este país.

De los letreros que se desvanecen o se destruyen antes de caer al suelo solamente se conoce un caso, y ni siquiera fue aquí. Se trató del letrero de la Goodyear que iba pintado en un globo dirigible que volaba sobre una ciudad norteamericana (Chicago creo). El globo cogió fuego y el letrero también y se destruyó casi por completo antes de caer, y con todo y eso mató a nueve abajo, más tres o cuatro que iban en él. Así es que Pochun…

¿Cómo se coge un salto sin ser Juana Arrendel?

 Como la idea es echarle mano a todo lo que pueda significar una posibilidad de beneficio económico, alguien aprovechó el “espacio de nadie” que significa la campaña política y la transición para agarrar el Salto del Rodeo y privatizarlo.

Ahora, ¿cómo se le echa mano a un salto sin ser Juana Arrendel? -y el que no sabe quien es Juana Arrendel mejor que se mate, por desinformado y antipatriota-, pues de varias maneras.

Para cogerse un salto usted llega a donde el salto comienza o donde termina, con una espada en la mano derecha, una cruz en la izquierda y vistiendo falda ancha, medias finas y un sombrero ridículo, da tres planazos con la espada en una piedra, clava la cruz a viva fuerza en el suelo o entre piedras, y declara a voz en cuello que ese salto es de la reina y que usted es su representante. Por lo menos así se hacía cuando Colón  para cogerse cualquier pedazo de tierra (grande o pequeño) aquí, en esta isla y en las otras también. Y si los dueños eran algunos indios ignorantes se les daban un par de espejos o se mataban, para el caso era lo mismo.

Otra manera de cogerse un salto es llegar al lugar y rodearlo con una cerca de piedras, y sobre una de ellas grabar a martillo y cincel el nombre del “nuevo dueño”. Si alguien pregunta por la cerca de piedras se le dice (sin prestarle mucha atención) que se ha tomado posesión del salto en nombre del Comendador, por instrucciones de la Casa de Contrataciones o a título de la Cédula Real. Cualquier oposición puede subsanarse presentando un papel que diga “a quien mueva una piedra de ésas se le colgará en la Plaza de Armas frente a la Catedral de Santa María la Menor”. Ese era el estilo durante la colonia, y no hay ningún problema en usarlo de nuevo. A fin de cuentas, las modas siempre vuelven.

Una tercera manera de cogerse un salto es llegar al sitio con tres guardias en un jeep, buscar a quien diga que es el dueño del sitio, decirle que vienen en nombre del “Jefe”, hacerle buscar alambres y estacas, ponerlo a construir una cerca alrededor del salto y dejarle bien claro que a partir de ese momento ese salto es del “Jefe”, aunque nunca lo vean por ahí. Ese estilo era de los años 40 y 50, se puso muy en boga cuando Balaguer y siempre ha encontrado quien lo reedite.

Un cuarto estilo de cogerse un salto es llegar con unos planos y dejarle saber a quienes viven en el entorno que se tiene un proyecto para “modernizar” el lugar, hacerlo turístico, decir que la apropiación del salto es para el bien y el desarrollo de la gente del sitio, que todos van a vivir mejor, que se cuenta con la aprobación del gobernador, el síndico y el presidente, que ese salto no tiene importancia si no se construye algo al lado, arriba o al pie, que se cuenta con un decreto y que no se les haga caso a los ecologistas.

Este último estilo parece que fue el utilizado por alguien para cogerse el Salto del Rodeo, junto a la carretera que sube a Loma de Blanco, rumbo a la Presa de Río Blanco, en Bonao, pero no contaban con la Federación de Campesinos Hacia el Progreso, quienes les pararon los pies y la construcción, y van a defender lo que por derecho es propiedad común, algo así como los parques nacionales. 

Un letrero amenazado

Pero así como hay letreros amenazantes hay letreros amenazados, como este que está en la calle Duarte, que es la carretera Juma-Bonao, ya en la ciudad.

Pues este letrero ha tenido que ser encerrado en una jaula por las constantes amenazas de los estudiantes de Bonao, que cada vez que se “revoltian” le entran a pedradas. Y no solo a él, sino a muchos otros de la zona.

Luego de diversas roturas -porque se da el caso de que en Bonao a lo que se le da una pedrada se rompe-, el dueño decidió colocarlo dentro de una jaula para salvarle la vida al último que mandó hacer. Y parece que le ha resultado, porque se mantiene entero. Aunque también puede ser que ya los estudiantes han perdido la afición a protestar apedreando letreros, y prefieren realizar sus protestas en los colmadones, como en Santo Domingo, acabando con cuanta cerveza sale de los freezers. ¡Como la cosa es acabar con algo, pues, acaban con las cervezas!… ah, los letreros. Pues sí, no es que a los dueños de colmados no les importe la estética, pero mire que estar gastando miles de pesos en estética cada vez que los dichos estudiantes le apeaban un letrero…

El asunto es que la dichosa estética del letrero de marras solo es contemplable de noche, pues de día apenas se distingue lo que dice. En la noche la iluminación permite apreciar claramente su propósito. Pero, ¡oh infortunio! si no hay luz, y si la “plantica” de emergencia cale con “yeyo” por tanto esfuerzo, de qué vale la inversión en la estética.

Lo dicho, este es un letrero amenazado, si no es por los estudiantes es por los profesionales, en este caso, los de la producción de energía y de su distribución.

 El puente hacia Guaricano

Una ancha carretera dobla y se estrecha para entrar a Guaricano, y de manos a boca se encuentra con un puente que ha sido transformado en plataforma para el lanzamiento de basura… al río, o al que parece ser el arroyo Licey, ahora convertido en correa de transmisión de la basura de Guaricano (y quién sabe cuántos otros parajes) hacia el río Isabela.

En una impresión a color que vi no sé donde, pero era una publicación antigua, aparece ese arroyo, en ese punto donde lo cruza el puente, con un enorme árbol, una estampa de una hermosura, colorido y quietud pocas veces vista. Verlo transformado ahora en vertedero causa un profundo malestar, un doloroso estremecimiento.

Y quizás lo peor sea que solo la gente es la responsable de esas transformaciones. Es decir, solamente la presencia humana daña tan terriblemente un medio antes hermoso, tranquilo y saludable.

Sin embargo, solamente la gente es capaz de recuperarlo cuando se trata del corto tiempo. Porque si se lo dejáramos a la naturaleza y nos saliéramos del sitio, ella se ocuparía poco a poco en recuperarlo. Pero dado el caso de que no se va a abandonar el sitio, lo menos que puede esperarse de la gente es que trabaje por su recuperación, si no es mucho pedir.

Pero, ¿puede esperarse de la gente de Guaricano alguna acción conjunta, comunitaria para detener la utilización de este arroyo como vertedero? ¿Puede esperarse de la gente de Guaricano -cuál será su gentilicio ¿guaricanenses?… bueno de ellos – alguna acción responsable para darle de nuevo el aspecto de lugar habitual de la paz, saludable, que antes tenía?

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