Un libro insuperable

Un libro insuperable

Desde su primera publicación, en 1962, se reclamaba una segunda edición porque ningún otro libro ha superado “Santiago y sus servicios médicos”, la obra que consagró al doctor Rafael Cantisano Arias como uno de los más laboriosos investigadores históricos de los temas de salud, la vida de los facultativos, el accionar de curanderos y brujos, los hospitales, las escuelas de medicina, epidemias, investigaciones científicas, vacunas, remedios y curas desde la Colonia hasta esta segunda edición corregida, ampliada, ricamente ilustrada, que ya circula.

Su profesión de médico sensible, solidario, desinteresado y su temperamento afable, comunicativo, han sido de gran ayuda para la preparación de este libro que no sólo está apoyado en la búsqueda en periódicos, revistas, archivos y bibliotecas sino en el aporte de datos y fotos por los propios actores de sus páginas y por  su descendencia.

El estilo sencillo en que el autor redactó sus hallazgos y las curiosas recomendaciones terapéuticas de antaño que aún emplean muchos dominicanos, convierten el texto en un atractivo material que va más allá del interés de facultativos e historiadores.

 Fórmulas para fiebres catarrales, reumatismos agudos, tifoidea, rabia por mordidas de perros, uso “funesto” del gas (petróleo), envenenamiento de pintores de brocha gorda, tosferina, “croup”, sarampión, tuberculosis, atragantarse con espina de pescado, resultan tan asombrosas como las prohibiciones antiguas de lavar ropa de enfermos en el río Yaque, la obligación de quemar la indumentaria de fallecidos por enfermedad contagiosa o los exámenes a “mujeres de vida alegre” que Cantisano Arias encontró en la prensa local y nacional del siglo antepasado.

“La esencia de canela derramada en el cuarto de una persona atacada de fiebre tifoidea, mata los microbios en 12 horas, dejando al enfermo fuera de peligro e impidiendo la propagación de la enfermedad”, es una de las notas periodísticas que reproduce el médico, dedicado también de por vida al rescate y revalorización de La Isabela.

Alivio de quemaduras, asfixia por sumersión, cólera, tétano, tienen recetas en este libro en el que se ofrecen, además, las virtudes curativas de las leches de burra y yegua, sanguijuelas alemanas, belladona, ipecacuana, ruibarbo, antipirina, cochinito de tierra o las pencas de maguey.

Científicas. El doctor Cantisano, que ganó fama en Santiago no sólo por sus consultas y suministro de medicamentos gratuitos sino por su labor educativa en la Universidad Madre y Maestra donde participó en la creación de las escuelas de enfermería y trabajo social, cubre toda la historia de la fundación de hospitales y su personal médico y administrativo, especialistas extranjeros y de otros lugares de la República que se establecieron en Santiago, los primeros en sus ramas, originales textos de medicina y la exigencia en Santiago desde 1875 de documentación y exequátur a los galenos foráneos más un examen previo por el “Juro Médico” para poder ejercer.

Pero más de la mitad de las 502 páginas de “Santiago y sus servicios médicos” está dedicada a las biografías de los médicos santiaguenses o no que ofrecieron atenciones en aquella localidad. Están el suizo J. Phister, que asistió a Ramón Matías Mella, fallecido en esa ciudad; Pedro Delgado, que certificó la muerte del general Santana; Julio Arturo Grullón Julia, “genio polifacético” que junto a Francisco Henríquez y Carvajal y Rodolfo Coiscou asistió a Eugenio María de Hostos; Joseph Eldon, primero que organizó en Santiago un archivo de sus pacientes y llevó allí el primer microscopio; Buenaventura Báez Lavastida, que instaló en aquel pueblo una cátedra de ginecología y obstetricia y un Servicio Médico de Urgencias; Mariano Robellat, que trasladó allá el primer equipo de rayos x…

Y con alguna otra novedad figuran también Pedro Pablo Dobal, Eusebio Pons, Francisco Espaillat, Pedro Polanco Sánchez, Luis Bealot, José Cruz Limardo, Pierre Bergés, Santiago Espaillat, Alejandro Llenas Julia, Manuel y Santiago Ponce de León, Charles Hardwick, Ramón de Lara, Príamo Franco, Leovigildo Cuello, Rafael Batlle Viñas, José de Jesús Álvarez Perelló, Sergio Bencosme, Salomón Jorge Bezt, José de Jesús Jiménez Almonte, José Antonio Corominas Pepín, Octavio del Pozo, Alejandro Espaillat Grullón, Federico W. Lithgow Ceara, Darío Contreras, Santiago Bueno Torres, Silvano Rodríguez, Rafael Román, Consuelo Núñez de Sepúlveda, José Herrera D’Orville,  José Tallaj, Radhamés Cortina, Pedro Francisco Nicasio Checo, Andrés López de Medrano, Julio Andre, Francisco Ferrari,  Pedro García.

También Rafael Díaz Márquez, Francisco Argilagas, Carlos Castellanos Arteaga, Fernando Augusto y Rafael Batlle Viñas, Amín Khourie, Pedro Jorge Blanco, Carlos Lorenzo Pellerano Perelló, Sergio Aníbal Bisonó Santelises, Ramón Emeterio Betances,  J. J. Tizol, Raúl Fonts Sterling y cientos más.

 Otro capítulo está dedicado a la medicina contemporánea. En esta nueva edición se incluyen muchos “antes y después” de complicadas cirugías reconstructivas del doctor Arturo Grullón y una gran cantidad de sus obras de arte.  El autor del prólogo es el doctor Guarocuya Batista del Villar.

 H. J. Rafael Cantisano Arias nació en Santiago de los Caballeros el 24 de febrero de 1927, hijo de Humberto Cantisano Flores y Ana Arias. Está casado con la distinguida educadora Teresa Rojas.

Aunque valiéndose de bastón y pese haber sobrevivido a un aparatoso accidente de vehículo, el reputado médico, maestro, escritor, historiador, participa de actividades culturales, religiosas, sociales.

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