Un mal régimen carcelario

Un mal régimen carcelario

El sistema judicial del país arrastra todavía las inconveniencias de un sistema carcelario que deja mucho que desear. Y aunque el Código Procesal Penal (CPP) mejoró sustancialmente las garantías procesales, en comparación con el derogado Código de Procedimiento Criminal, el régimen penitenciario tiene lagunas que desmejoran esas garantías, especialmente en los casos de los internos preventivos. Hace algún tiempo, el procurador general Francisco Domínguez Brito declaró que en diez años desde la entrada en vigencia del CPP, la población carcelaria se duplicó y ha mantenido la tendencia de continuar aumentando.

A la fecha tenemos 26,350 presos a nivel nacional, de los cuales son preventivos más del 60 por ciento. Del total de presos del país, hay 8,555 (más o menos la tercera parte) en la Penitenciaría Nacional de La Victoria. El número de encerrados allí desborda con mucho la capacidad del recinto, y ni hablar de las pésimas condiciones de encierro. Esa situación provoca hacinamiento y violación de garantías por los cuatro costados. Estamos ante una población carcelaria que crece desmesuradamente, en muchos casos por lentitud del aparato judicial, y una reforma penitenciaria que marcha demasiado lento. De manera que el inadecuado régimen penitenciario se está encargando de echar por tierra los pocos avances logrados en materia judicial gracias al CPP.

La Constitución como asignatura

Parece ir cobrando cuerpo el propósito de incluir la enseñanza de la Constitución de la República como asignatura en las escuelas, desde los primeros niveles. Ayer, al término de una visita del Presidente Danilo Medina al Tribunal Constitucional, el presidente de éste, Milton Ray Guevara, declaró que entre los temas tratados estuvo la introducción de la Constitución en la currícula escolar. La tanda extendida y la disponibilidad de recursos crean el ambiente propicio para dar ese paso.

El contenido de la Constitución ha debido estar desde hace tiempo entre las asignaturas escolares, de modo que desde los más pequeños hasta los más grandes conozcan su contenido y la esencia de sus artículos. Es una verdadera pena que la mayoría de nuestros escolares, a todos los niveles y edades, desconocen la historia de su país país y escuchan hablar de la Constitución sin saber de qué se trata.

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