Un medio que desacredita  el fin

Un medio que desacredita  el fin

La persecución de un fin puede, en determinado momento, justificar los medios empleados para alcanzarlo, pero la desproporción o crueldad del medio puede desacreditar el fin y predicar contra quienes lo persiguen. Ese es el caso del Colegio Médico Dominicano (CMD), que en su afán por aumento de sueldo para sus afiliados, está recurriendo al medio más cruel y desproporcionado: el secuestro de un servicio público en perjuicio de la salud de decenas de miles de personas desvalidas.

Defendemos el derecho que tienen los médicos a mejorar sus condiciones de vida, pero siente repudio porque traten de lograrlo a costa de empeorar las condiciones de salud de los más necesitados de la sociedad.

 Además, es muy significativo que el reclamo de los médicos se limite únicamente al aspecto salarial, a pesar de que en materia de servicios de salud se necesitan muchas inversiones para mejorar la atención de los pacientes. Al CMD le importa un pito que haya reparaciones de hospitales sin concluir y le da lo mismo que el Seguro Familiar de Salud esté operando de tal manera que se les niega a los pacientes cobertura a la que tienen absoluto derecho. La huelga de tres días convocada para iniciarse mañana miércoles es un medio cruel y desproporcionado, que pretende engrosar el bolsillo de los médicos mediante el secuestro de un servicio vital para la salud de los más necesitados.

Cifras que siempre duelen

Una constante de las épocas que las personas toman para disfrutar y hasta perder la cordura es que al cierre hay que contar muertos y heridos por riñas, accidentes, intoxicaciones, disparos irresponsables o cualquier otro desbordamiento de la conducta. La Semana Santa recién concluida no fue la excepción, y es lamentable que así ocurriera porque las autoridades se esforzaron a más no poder para preservar la seguridad en aquellos lugares potencialmente peligrosos, como carreteras y balnearios.

 Estas cosas tienen  su origen en la falsa percepción que tiene mucha gente, de que la tragedia que le ocurre a otro no les ocurriría a ellos. Que hayan sido más o menos víctimas que en la Semana Santa del año pasado no es el punto porque lo ideal, y posible si pusiéramos de nuestra parte, es que no hubiese que tener en nuestros registros, al final de un período de asueto, estas cifras que siempre nos duelen.

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