Para educar contra la normalización de alimentos insanos, desmentir la posibilidad de equilibrio en una dieta mediocre, y refutar la insinuación de que existe una ingesta inocua de comida hiperpalatable contando con la capacidad demoderación y fuerza de voluntad, necesitamos de políticas públicas tajantes libres de conflictos de interés.
Imposible defender el uso de productos de escaso a nulo valor nutricional, cuyo consumo, según un estudio de la Universidad de Navarra, se asocian a un aumento de mortalidad por todas las causas e impulsar su ingesta a sabiendas de que estudios como los de la Universidad de Michigan y del Centro de Investigación de Obesidad de Nueva Yorkconcluyeron que este tipo de dietas ricas en grasas más azúcar y/o harinas refinadas están asociados con adicción a los mismos.
Prevenir enfermos crónicos sería bastante fácil, basta con afirmar que la necesidad de azúcar y harinas es igual a 0 gramos por día.
Urge cambiar el mensaje, comprender que lo realmente saludable no necesita moderación.