Un mensaje equivocado…

Un mensaje equivocado…

El discurso del ex presidente Leonel Fernández del martes pasado me pareció a mí que no fue de sus mejores piezas de oratoria política. Estaba dirigido a sus seguidores, los que ya están o han estado con él. A quienes debe hablarles, a mi juicio, es a los otros, entre ellos los jóvenes que se manifiestan en contra suya y piden que dé cuentas ante la Justicia por el déficit fiscal.

En lugar de ello, el doctor Fernández ha caído en la trampa de defender él solo una cuestión que debería corresponder también a todos los peledeístas que no son leonelistas y también al propio Gobierno, porque quizás, si el gasto público que generó el déficit no se hubiera realizado al principio del 2012, hoy no estuvieran quienes están en el Palacio Nacional.

Y el doctor Fernández debe hablarles a los otros persuasivamente, no reclamando que una parte del pueblo puede que sea malagradecida. Cortos de memoria son todos los electores en cualquier parte. Lo cual me trae a la memoria el cuento de un candidato a la presidencia de los Estados Unidos que se encontró con una seguidora que le voceó: “¡Señor! Todos los votantes conscientes e inteligentes estamos con usted!”. Y el candidato, lejos de agradecerlo, respondió: “Pues qué pena, porque con esos votos no basta. Para ganar necesitamos más…”.

Tan lejos de las elecciones, importa comoquiera recordar la anécdota porque detrás de las manifestaciones de los últimos está lo que decía Bosch en uno de sus luminosos aciertos, “una cosa es lo que se ve y otras son las que no se ven”.

Aparte de la natural irritación por una reforma fiscal a la que se ha presentado como si fuera la cuenta de una fiesta en la que el pueblo no bailó, lo cual es incierto, hay dos circunstancias de igual o mayor importancia que no se están viendo claramente.

Una es la lucha soterrada que a lo interno del PLD está que arde, pues hay demasiados intereses encontrados. Ahí sí podría caber lo de malagradecidos, pero ¿había que decírselo a todo el pueblo?

Lo otro es que una influyente parte del liderazgo empresarial cree, quizás justificadamente, que el ex presidente Fernández ha acumulado demasiado poder político y hasta económico, como tenía Lilís –salvando las diferencias- cuando presidían Meriño y Goyito Billini. Y actúan…

Estamos viviendo en tiempos interesantes…

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