Un mercado veleidoso

Un mercado veleidoso

En estos días el país vivió otra de esas frecuentes rachas de fallas del sistema energético. Se repitieron las causas que han estado provocando apagones financieros durante mucho tiempo.

Aunque periódicamente los actores del mercado eléctrico logran ponerse de acuerdo y conciliar temporalmente sus cuentas, hay que hacer sobre el particular algunas reflexiones para poner de manifiesto cómo afecta esta situación a los abonados comerciales, industriales y hogareños.

Si el Gobierno, como suele ocurrir, se atrasa en el pago de sus deudas con los distribuidores de electricidad, éstos dejan a su vez de pagarles puntualmente a los generadores y éstos, al verse en dificultades financieras, tienen que apagar sus plantas por falta de recursos para adquirir combustibles, lo que causa apagones que perjudican a abonados que nada tienen que ver con los incumplimientos del Gobierno. Lo mismo ocurre cuando son otras las causas que obligan a los distribuidores a atrasarse en sus pagos a los generadores.

Pero nadie paga por esta falta de respeto a los abonados que se mantienen al día en sus pagos a las distribuidoras, que no hacen muchas concesiones a los usuarios morosos, pues les cortan el servicio al menor atraso.

La vertiente del problema que representa el colmo del abuso es que las distribuidoras de energía facturan a los pequeños y medianos usuarios sobre la base de un patrón de consumo de energía, no en función de la lectura de los contadores. Esto hace que no sean descontados o acreditados en la facturación los montos correspondienters a las horas de apagones ocurridos en el mes y durante las cuales el abonado no consumió energía del sistema. Se trata de una gran injusticia que nadie ha tratado de enmendar, a pesar de lo mucho que se ha hablado de ello.

[b]II[/b]

El sistema energético del país ha sido un verdadero culto a la ineficiencia y un generador de pérdidas económicas incalculables para todos los dominicanos. El abuso que comentábamos anteriormente no es el único, pues se sabe que una buena parte de la energía no cobrada a los usuarios morosos, es prorrateada a cargo de los abonados que pagan a tiempo.

El sistema energético que tenemos ahora es el resultado, la acumulación, de muchos yerros cometidos desde aquel resabio del tirano Rafael Trujillo, cuando expropió la compañía extranjera que generaba electricidad en el país, hasta nuestros días, sin pasar por alto, por supuesto, el proceso de capitalización que tantos dolores de cabeza ha causado.

Para que el país pueda progresar y desarrollarse adecuadamente, el mercado de energía eléctrica tiene que estar organizado sobre patrones más realistas y menos vulnerables a las veleidades, sean éstas políticas o financieras.

Debemos esforzarnos por lograr alcanzar algo como eso, pero sobre la base de rectificar nuestros proyectos del pasado, pues lo que hemos logrado hasta ahora ha sido factor de atraso y pérdida para todos, porque como sistema ha resultado obsoleto, abusivo, caro y malo.

Por lo pronto, la Superintendencia de Electricidad o quien tenga autoridad para hacerlo, deberá intervenir para que en el mercado eléctrico se actúe con justicia. La facturación por patrón de consumo no debería ser la norma de un sistema energético tan inestable como el nuestro, porque termina cometiendo abusos contra los abonados que pagan puntualmente la energía que consumen.

Es un deber que las horas de apagones, sean financieros o técnicos, sean descontadas de las facturas de los abonados solventes, que no son responsables de las veleidades que afectan periódicamente el mercado energético.

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