COTEAUX, Haití. AP. Ha pasado casi un mes desde que el huracán Matthew azotó el sur de Haití y gente como Kettley Rosier y muchos de sus vecinos que todavía deben gastar lo poco que tienen en agua potable.
Los pozos y las tuberías de las que la gente de esta península depende para el agua limpia fueron contaminadas o dañadas por la crecida del mar o por las aguas residuales de las letrinas al aire libre que se usan habitualmente en las zonas rurales de Haití. Las aguas sucias de pozos y ríos transportan la bacteria del cólera, que los epidemiólogos sospechan puede haber infectado a miles desde el paso del huracán.
En pocas palabras, no hay suficiente agua limpia para beber, y menos bañarse, en sitios como Coteaux, aumentando las penurias de gente que a menudo perdió su vivienda, sus cosechas y sus animales, que eran su sustento. “Estamos cansados de esto”, dijo Rosier, mientras se rascaba un sarpullido producto de un baño que se había dado con aguas sucias.