Un mes perdido

<STRONG>Un mes perdido</STRONG>

La ADP ha retomado el método de la paralización de labores para exigir un alza salarial superior a la que le ha ofrecido el Gobierno. Con el paro de labores el gremio quiebra su promesa de no suspender la docencia y buscar un acuerdo a través del diálogo. Al reclamar por esa vía un salario justo y merecido, los educadores perjudican el derecho de los estudiantes a una preparación continuada. Del incipiente  modelo de tanda extendida estamos pasando al de tanda interrumpida, por los frecuentes paros laborales de los profesores.

En términos de aprovechamiento docente, marzo se puede definir como un mes totalmente perdido. Es difícil lograr que los estudiantes retornen a las aulas al término del actual paro de profesores. El domingo próximo es Domingo de Ramos y comienza la Semana Santa. Deducimos que habrá un puente bien largo de vagancia escolar inducida, por lo menos  hasta que termine la Semana Mayor.

Reconocemos como justo el reclamo de mejor paga que sostienen los profesores y abogamos porque el Ministerio de Educación flexibilice su posición, mejorando la oferta salarial. Lo que no concebimos como aceptable es que se perjudique a los estudiantes con tantas interrupciones de la docencia. La ADP y el Ministerio de Educación deben retomar las negociaciones y dejar de lado los términos absolutos de sus respectivas posiciones para negociar un punto intermedio de avenencia.

Por los pobres y la biodiversidad

El papa Francisco inició ayer su misión pastoral con una identificación plena con la causa de los pobres del mundo y la necesidad de preservar el medio ambiente. El llamado que hizo en favor de  esas dos causas  permiten definirlo como un pastor actualizado en cuanto a las prioridades que agobian al mundo y que, de manera irracional el poder político trata de disimular y ocultar. No se entiende cómo en un mundo que mueve cada vez más riqueza, al mismo tiempo se agiganta la pobreza.

Con una sencillez que le viene bien al nombre que ha adoptado como sumo pastor de la Iglesia Católica, Francisco ha llamado a proteger el único medio ambiente que tenemos, y que unos pocos contaminan con un mundo industrial cada vez más agresivo. Su invocación de estas causas nos hace pensar que el pastor que hace de enlace de la humanidad con el Altísimo, sin duda tiene los pies bien asentados sobre la tierra.

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