Un millón de desempleados

Un millón de desempleados

En su reciente discurso ante la Asamblea Nacional, el Presidente anunció una serie de obras para el cuatrienio 2008 al 2012. Dejando a un lado la cuestión de la justificación de cada proyecto de inversión en función de criterios de eficiencia y equidad, nos preguntamos: ¿se ha diseñado esa inversión pública con el objeto de darle ocupación a la numerosa mano de obra desempleada de nuestro país?

Los datos que nos da la Encuesta de Fuerza de Trabajo son que para el período 2004 al 2007, la tasa de desempleo anual promedio fue de 17 % de la población económicamente activa (PEA), lo cual equivale a 692,000 trabajadores desocupados anuales. Pero hay una gran cantidad de población en edad de trabajar que está inactiva, o sea, que no pertenece a la PEA por ser amas de casa, estudiantes, pensionados o rentistas. Esta población inactiva asciende a 3.4 millones de trabajadores potenciales. Muchos de esos “inactivos” son en verdad desempleados disfrazados. Supongamos, conservadoramente, que estos últimos ascienden a un promedio anual de 308,000 desocupados disfrazados. Luego, podemos decir que en nuestro país, en el periodo reciente, la población trabajadora desocupada es de un promedio anual de 1 millón de trabajadores.

Es una fuerza de trabajo ociosa que está disponible para aumentar la riqueza nacional, pero que la economía privada es incapaz de utilizarla. Podemos hacer una estimación aproximada de cuánto costaría emplear esta mano de obra y el monto de riqueza que, en términos del valor agregado corriente del producto anual, es capaz de crear este volumen de empleo. El costo promedio anual de emplear un  trabajador, a precios del año 2007, es de RD$190,000 por año hombre y el valor agregado neto por trabajador es de RD$300,000 por año hombre.

Si asumimos que el pleno empleo (dejando fuera el desempleo disfrazado) es una tasa de desocupación ampliada de un 5 % y sumamos, tendríamos que el costo anual de un programa de obras públicas de pleno empleo, a precios del 2007, andaría por  RD$125,000 millones. Si suponemos que en su primer año el programa se autofinancia en un 60 % (un supuesto realista), entonces el costo neto del mismo ascendería a RD$50,000 millones del Presupuesto de Gastos del 2009, lo que equivale a cerca del 17 % del gasto presupuestal estimado para el año 2008.

La riqueza anual que generaría para la sociedad dicho programa rondaría los RD$200,000 millones anuales a precios del 2007. ¡Cuántas nuevas viviendas, escuelas, parques, canales de riego, producción agrícola e industrial, que necesita la sociedad, se podrían crear con dicho programa!

Podemos soñar que con la convicción y la inteligencia de los funcionarios del área fiscal y laboral este programa de pleno empleo podría implementarse. Pero una buena pregunta para los secretarios de estado Vicente Bengoa, Temistocles Montas y Max Puig: ¿Tienen la convicción de que este programa es necesario? ¿Pondrían su inteligencia e imaginación al servicio de ese objetivo? Por favor, al responder, ahorrarse la retórica política.

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