Un modelo de crecimiento agotado

Un modelo de crecimiento agotado

FERNANDO PELLERANO
Entre 2005 y el 2007 el ahorro externo subió y el ahorro interno bajó, ambos como proporción del Producto Interno Bruto. Como la tasa de inversión interna (la inversión como porcentaje del PIB) se mantuvo más o menos constante en dicho periodo, se registró una sustitución del ahorro interno por el ahorro externo. Ahora, yo digo que este resultado, y sobretodo el déficit en cuenta corriente, es parte de una política económica deliberada que ha estado dominada por el objetivo de lograr metas de inflación baja por medio del mantenimiento de altas tasas de interés reales (el doble que la tasa de interés internacional) para atraer capitales externos.

El alto rendimiento relativo de los activos financieros domésticos (títulos del Banco Central y colocaciones en la banca) ha generado una entrada neta de capitales que ha sostenido un tipo de cambio sobrevaluado (dólar barato). A ese tipo de cambio sobrevaluado le ha correspondido un  déficit en cuenta corriente de más de US$1,300 millones anuales en promedio durante el periodo, y con una clara tendencia hacia arriba.

Ese uso del ahorro externo no ha ido a financiar la inversión, sino a elevar el consumo privado a niveles sin precedentes (89 % del PIB real en 2007) y a acumular costosas reservas internacionales. El dólar barato, pieza clave de esta política, ha estimulado las importaciones y el quemar petróleo caro. Pero lo más peligroso, ha reducido el crecimiento de las exportaciones y  ha colapsado la capacidad productiva de exportación (inversión).

Al apoyarse en el ahorro externo, la deuda externa nacional aumenta por dos vías: el endeudamiento externo financiero, cuyo rendimiento son los intereses, y el endeudamiento externo patrimonial, cuyo rendimiento son las ganancias. La transferencia o repatriación de ambos rendimientos del capital extranjero, los intereses mas las ganancias, son partes del déficit de cuenta corriente. Este flujo neto (utilidades e intereses) es el costo para el país del uso de los ahorros externos, y durante el periodo ascendió a US$2,000 millones anuales, y con tendencia al alza. Las exportaciones anuales, excluyendo zonas francas, es un flujo equivalente a esa cifra. Pero el flujo neto resultado de la diferencia entre la inversión extranjera directa y la remesa de utilidades, es negativo en un promedio de US$738 millones anuales durante el periodo 2005 al 2007, y con tendencia ascendente.

Funcionarios del Banco Central han expresado que el precio del dólar actual es un tipo de cambio de “equilibrio”, y que no hay que preocuparse por el déficit de cuenta corriente, porque éste es financiado por la entrada de capitales. Que los shocks externos se resuelven manipulando la tasa de interés y balanceando las cuentas públicas.

Nosotros no compartimos esa opinión. Creemos que el costo de esa política es muy alto para el desarrollo nacional, que está alimentando la fragilidad financiera de la economía. Creemos que dicho modelo de crecimiento está agotado, y es tiempo de que el país se plantee un cambio. No hay mucho tiempo.

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