Un  monstruo llamado suicidio

Un  monstruo llamado suicidio

POR FÁTIMA ÁLVAREZ
El suicidio es el acto deliberado de privarse de la propia vida. Una conducta suicida es aquella en la que las acciones están dirigidas, de forma consciente o no, a quitarse la vida. Generalmente, la persona que comete suicidio ha tenido intentos previos contra su vida varias veces antes de lograr su objetivo, de hecho, se ha establecido que entre el 25 y el 50% de los actos consumados lo han intentado con anterioridad por lo menos una vez.

Las conductas suicidas a menudo ocurren como respuesta a una situación que la persona ve como abrumadora, tales como el aislamiento social, la muerte de un ser querido, un trauma emocional, enfermedades físicas graves, el envejecimiento, el desempleo o los problemas económicos, los sentimientos de culpa y la dependencia de las drogas o el alcohol.

Asimismo, las conductas suicidas vienen acompañadas por una serie de trastornos emocionales que pueden ir desde la depresión, hasta el trastorno bipolar.

A juicio de la psicóloga Ana Mirtha Vargas, tanto una vida de orden y seguridad excesiva como espacios de criticidad e inarmónicos pueden generar estados depresivos que lleven al suicidio.

«Muchas personas cuando enfrentan situaciones difíciles optan por el suicidio… tal vez pensando en encontrar una solución permanente a un problema pasajero. La mayoría de los que no han logrado suicidarse en el momento que han querido, se alegran de su fallido intento pues, posteriormente, han podido sobreponerse y gozado una insospechada felicidad o algunas experiencias que nunca hubieran querido perderse».

La experta señala que existen algunos pensamientos distorsionados que nos inclinan a las depresiones y crisis, entre ellos el pensamiento polarizado, muy frecuente entre los adolescentes. «Este proceso favorece que las personas tiendan a ver la realidad en «blanco y negro», «todo o nada», «siempre o nunca», «bueno o malo», «perfecto o imperfecto», piensan como: «Nada me sale bien», «todo me sale mal», «siempre fracaso», «nunca acierto» y otras similares, sin cerciorarse que en la realidad ninguna situación es completamente mala o buena, sino que se nos muestra con diversos matices y una persona puede ser torpe en una tarea y muy eficientes en otras».

Pero no siempre las personas con trastornos que lo lleven a pensar en el suicidio lo intentan con la intención de llegar a él: existe también el simulador suicida que es aquel que atenta contra su vida, pero sin una auténtica intención, sino con el interés de llamar la atención sobre sí mismo y sus circunstancias.

Pero esta figura no debe ser confundida con el parasuicida, ya que en éste, aunque no prevalece el interés primario de la muerte, si el de la flagelación y autolaceración y daño voluntario que progresivamente degenere en la muerte.

El riesgo de cometer suicidio se incrementa si existen condiciones de infravaloración de la vida, deseo de morir como vía de escape o descanso, que generalmente van acompañadas de amenazas e intentos de suicidio previos.

Indica la profesional de la psicología que otros tipos de pensamientos distorsionados y preocupaciones inciden en esa decisión, comprensible pero errónea, como las crisis económicas, el desamor, la soledad, angustias, pérdidas, duelos y más. 

«Es importante que el individuo sepa que en cualquier situación que se halle y piense que la solución es escapar a través de la muerte, o cualquier otro tipo de evasión como las drogas o el alcohol,  no debe dudar en buscar ayuda, especialmente la de un profesional. Este puede ayudar a ver la situación de otro modo, ya que huir no sirve de nada».

«Cuenta tus logros, tus bienes y fíjate en la maravilla que resulta estar vivo aún con sus sinsabores y penas. Disfruta tu momento y dale gracias a Dios por cada bendición que te ha dado».

EL SUICIDIO EN CIFRAS

En el ámbito mundial, las cifras de autolesiones se estiman entre 3-5% de la población mayor de 16 años, incluidos los suicidios consumados. La cifra anual en la Unión Europea es de 800-1.000 casos por cada 100.000 habitantes/año. Del 15-30% de los pacientes que se autolesionan repiten la conducta antes del año, y entre el 1-2% se suicidarán entre los 5 y 10 años de la tentativa.

Diariamente se producen en el mundo de 8.000 a 10.000 intentos de suicidio, de los que 1.000 lo consiguen. Según la OMS, el suicidio sería la décima causa de muerte en los países civilizados.

Ana Mirtha Vargas de Windt es psicóloga clínica. Si desea comunicarse puede llamarla al 809-729-7020, o escribir al e-mail:  ana_mirtha777@yahoo.com

TRASTORNOS PSIQUIÁTRICOS

En más del 90% de los casos existe enfermedad psiquiátrica concomitante. Por orden de frecuencia tenemos:

Trastornos del estado anímico: El riesgo de por vida es de un 15-20%, siendo mayor en la depresión y los cuadros de psicosis maniaco-depresiva (alternancia de periodos de depresión con otros de gran vitalidad, hiperactividad psíquica y motora, y ánimo exaltado).

Abuso de sustancias psicoactivas: Se denominan así porque producen engañosamente una sensación psíquica muy agradable. Concretamente en el alcoholismo, el segundo diagnóstico psiquiátrico más frecuente, la tasa de suicidios es del 15%. La incidencia es algo menor en otras toxicomanías (10%), como el consumo de opiáceos y cocaína.

Esquizofrenia: Enfermedad mental caracterizada por una alteración profunda del pensamiento, la afectividad y una percepción desorganizada y alterada de la realidad. Existe un riesgo de 15%. Se asocia a la actividad alucinatoria (oyen voces que no son reales y que les impulsan al suicidio) y a la depresión. Se da más en jóvenes, en los primeros cuatro años de evolución de la enfermedad y asociado a las repetidas agudizaciones de la misma.

Trastornos de la personalidad: Como la personalidad «borderline», que se caracteriza por disminución del coeficiente intelectual, depresión y abuso de drogas o alcohol.

 Síndromes mentales orgánicos (10% del número total): Donde se incluyen la demencia y la enfermedad de Parkinson, fundamentalmente.

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