Un mundo injusto

Un mundo injusto

Un hecho de gran trascendencia ocurrido esta semana fue la celebración del Fórum Económico Mundial en Davos, Suiza.

En el contexto de este encuentro entre unas 2,500 figuras cabezas de gobiernos, del mundo empresarial, de la tecnología, de los medios y del saber humano, salió a relucir el informe Oxfam international charity, el cual indica que el 50 por ciento de toda la riqueza mundial está en manos del uno por ciento de los ricos más poderosos del mundo.

Lejos de que esto cambie, los datos dicen que es cada vez más grande la brecha entre los que poseen los bienes de este mundo y los que nada tienen.

En el 2009, los poderosos vieron aumentar sus fortunas de un 44 por ciento a un 48 por ciento.

Mientras esto pasa, más de mil millones de personas vive con menos de un dólar y cuarto al día ($1.25).

No es una riqueza que se genera por sí sola. La corrupción es el motor principal que la mueve.

Los grandes empresarios, inversionistas y dueños de medios de producciones diversas se valen del apoyo de gobiernos, de políticos y de congresistas a los fines de crear y mantener el ambiente que favorezca a estas ambiciones injustas.

Winnie Byanyima, director ejecutivo de Oxfam, dijo que en el 2013 los poderosos de las finanzas gastaron unos 400 millones de dólares en soborno a congresistas para lograr impuestos blandos.

Este es un informe de gran valor porque el mismo constituye una voz de alarma tanto a nivel mundial como local.

Los analistas afirman que el desbalance en el bienestar y la condición de vida de los ciudadanos puede generar condiciones que desestabilicen el ambiente de tranquilidad de los pueblos.

Hay que pensar seriamente sobre esto.

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