Un mundo sin árbitros y sin mediadores

Un mundo sin árbitros y sin mediadores

El mundo se ha quedado sin árbitros y sin mediadores. Lo podemos verificar en la larga y desgarrante crisis haitiana y en las muy cruentas guerras Rusia-Ucrania e Israel-Hamás. Y este es un escenario muy peligroso, muy calamitoso y que proyecta un futuro inmediato muy sombrío. Quizás por eso el secretario general de las Naciones Unidas, don António Guterres, dijo recientemente, en tono apocalíptico, que “el mundo está entrando en la era del caos”. El mismo Guterres, por ejemplo, no ha dejado de levantar su valiente voz para el cese de las guerras que en estos momentos estremecen al mundo, particularmente los incesantes ataques de Israel contra los habitantes de la Franja de Gaza. Es muy doloroso lo que está ocurriendo, y en un mundo globalizado en la comunicación y el transporte toda confrontación bélica es un enfrentamiento cercano a cada nación y su gente. Los efectos viajan, igualmente, de manera global y con inusitada prontitud. Todas las instituciones universales con que contamos y las regionales nacieron para enfrentar crisis de manera conjunta y con soluciones colectivas. Así fue en el caso de las instituciones creadas en el marco del final de la Segunda Guerra Mundial como las que han sido creadas posteriormente en Europa, en África, en Asia y en las Américas. Estas entidades contaron con un apoyo vigoroso de las naciones, de las imperiales, las grandes y las llamadas del Tercer Mundo. Estas organizaciones contaron, además, con el apoyo de personalidades sobresalientes de la política, jefes de Estado, académicos, religiosos y los medios de comunicación social de mayor prestigio. Había, en consecuencia, una gran capacidad, universal y regional, para dictar políticas y medidas de contención y evitar que crisis localizadas se propagaran e hicieran metástasis.

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También, estas entidades promovían la cooperación entre naciones y regiones. Hoy, ese fenómeno, tan útil y necesario para la humanidad, está en crisis. Por eso, la crisis haitiana lleva años a pesar de las pérdidas de vidas y de deterioro del tejido socio-económico. La guerra Rusia-Ucrania continúa y los palestinos ven cómo su población muere sin posibilidad de mediación ni arbitraje. ¡Una tragedia!

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