Como una forma de mantener vivo el legado independentista de Juan Pablo Duarte Díez, el Instituto Duartiano concebió un museo de cera en su honor.
El museo está compuesto por trece dioramas (maquetas que muestran figuras), las cuales van recreando momentos importantes, claves, de la vida del patricio, según explicó José Joaquín Pérez Saviñón, presidente del Instituto Duartiano.
Escenas como su bautizo, la invasión haitiana, viaje al exterior, su regreso al país, el juramento trinitario, están recreadas en este museo, cuyo recorrido no tarda más de diez minutos.
También se muestra un Duarte poco conocido, el romántico, el hombre enamorado. Uno de los dioramas muestra al patricio mientras le dedicaba una canción, guitarra en mano y flores incluidas, a quien fuera su prometida en ese entonces, Prudencia Lluberes, “la Nona”.
El diseño y restauración de piezas del museo es obra del museógrafo Juan Gilberto Núñez y según informó, está conformado por tres salas: la primera es la Sala Museográfica del Instituto Duartiano, que alberga todas las piezas que dicho instituto ha preservado por años, como pinturas, objetos personales, la pila bautismal del patricio, así como la urna en la que llegaron sus restos desde Venezuela.
La segunda sala es la compuesta por los dioramas: contiene además la colección pictórica y retratos de los miembros de la familia del prócer independentista, así como la colección de armas, y la tercera es la de la casa de la familia Duarte Díez.
Núñez especificó que la conceptualización de este museo está basada, primero, en demostrar el valor de la juventud, esto porque la independencia del país fue llevada a cabo por jóvenes de entre 19 y 26 años, quienes formaban La Trinitaria, y comenzaron el gran proyecto de nación.
Sostuvo que este museo acoge la primera muestra de retratos de los trinitarios, tomada en 1838, año de la fundación del movimiento, para que los jóvenes dominicanos puedan sentirse identificados y quieran parecerse a Duarte.
El segundo punto a destacar es el valor de la familia, pues Duarte gestó en el seno familiar todos sus sueños de esperanzas y libertad y ellos lo apoyaron y acompañaron hasta el final.
“Duarte no fue un desamparado, no fue un solitario, como lo han querido pintar toda la vida, ese no es el Duarte real, él fue un hombre de familia, amante de ésta, creyente en Dios; Rosa, su hermana, lo adoraba, y él adoraba a sus hermanos y a sus padres”.
Con este museo se busca dar a conocer, además del patricio, al hombre de familia, humano, enamorado, cuidando en cada escena los mínimos detalles para estar lo más apegado posible a la historia.
El museo se encuentra en la calle Isabel La Católica número 304, en el Instituto Duartiano. Los niños no pagan entrada; los adultos pagan 200 pesos y los extranjeros, cinco dólares.