Un museo singular en Curazao

Un museo singular en Curazao

POR MARGARITA QUIROZ
CURAZAO.-
En el corazón de la ciudad de Willemstad, capital de Curazao, específicamente dentro de las instalaciones de uno de los hoteles más antiguos de la isla, está ubicado el Museo Kura Hulanda, un espacio único en el Caribe en donde se puede admirar una muestra de elementos que hablan desde el origen del hombre hasta el comercio de esclavos desde África, los imperios europeos en África Occidental, el oro precolombino, reliquias de Mesopotamia y arte nativo de las Antillas.

Al llegar al museo, su primer contacto será con Big Mamá quien sentada tranquilamente en el jardín delantero, con rolo espera por el visitante. De seguro, sí usted le saluda no le responderá, pero con gusto aceptará posar para una foto.

Big Mamá es una de las muchas piezas contemporáneas del jardín escultórico que adorna la entrada del museo, el cual además exhibe obras que reflejan la identidad cultural de los curazoleños  y el resto de los habitantes del Caribe.

Un espacio que guarda la riqueza cultural e histórica de un pueblo 

Antes de que se creara el Museo Kura Hulanda, ya existía el hotel del mismo nombre,  un conjunto de 65 casitas con arquitectura del siglo XVIII y XIX, pintadas en colores pasteles. 

El Museo Kura Hulanda, en la ciudad de Willemstad, capital de Curazo, ofrece al visitante disímiles objetos como fósiles, cráneos y huesos hallados en África, documentos históricos procedente de Alemania  y Francia, artefactos que muestran la crueldad del tráfico de esclavos, cientos de objetos de imperios del oeste africano como Ghana y Mali y coloridos murales que muestran la vida actual de la isla.

El museo, que ocupa tres manzanas de este centro histórico, dispone además de una tienda de regalos, un restaurante al aire libre, centro de conferencias  y es además sede del Instituto Jacob Gelt Dekker de Estudios Culturales Avanzados, lo cual lo convierte en el más grande de su tipo en el Caribe.

En definitiva es un lugar que guarda una riqueza cultural e histórica invaluable. Allí los empresarios holandeses solían mercadear y traficaban con esclavos africanos y otros “bienes comerciales”. El museo Kura Hulanda fue fundado por el doctor Jacob Gelt Dekker y abrió sus puertas al público el 20 de abril de 1999. La entrada tiene un costo de 10 florines (aproximadamente 8 dólares) adultos y niños por debajo de 12 años, 5 florines.

También es un hotel

Antes de que se creara el Museo Kura Hulanda ya existía el hotel del mismo nombre (Hotel Kura Hulanda), un conjunto de 65 casitas con arquitectura del siglo XVIII y XIX, pintadas en colores pasteles que fungen como habitaciones y que dan la apariencia de un pequeño pueblo de calles empedradas.

Cada habitación o suite está decorada, de forma diferente, con antigüedades, arte y todas las amenidades para complacer al viajero más exigente. El hotel cuenta además con varios restaurantes y bares, un centro de convenciones, gimnasio y spa, y por supuesto el Museo Kura Hulanda.

También tiene piscinas, restaurantes y plazoletas, así como cuartos para discapacitados y alérgicos; y uno especial para pasar la luna de miel, donde todo es de plata, desde la cama hasta las sillas. 

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