Un negocio de capa perro

Un negocio de capa perro

   Sería de nuestra parte una perogrullada definir el tipo de negocio que encabeza el título de esta entrega, ya que todos los dominicanos y hasta muchos extranjeros saben cómo se ejecuta y se lleva a cabo esta exorbitante transacción, en la cual una parte se queda oliendo, mientras la otra guisa.

   Ya una vez habíamos escrito que la empresa Dominicana de Vías Concesionadas (DOVICON) no era como se creía una sociedad únicamente colombiana, sino que constituía un parapeto para que encumbrados funcionarios del gobierno anterior se escudaran y lograran pingües beneficios al otorgársele contratos de construcción y de administración de peajes muy lucrativos con pagos millonarios por adelantado. Esto ha significado un grave perjuicio para el totalmente desamparado Estado Dominicano, quien cubriría las sumas faltantes en caso de que las vías construidas no obtuviesen los exagerados márgenes de rentabilidad previstos por adelantado y que cualquier compañía constructora hubiese realizado sin obtener a cambio esas desmesuradas prebendas, ya que la mayoría de los cortes en Los Mogotes habían sido realizados en otra administración pública.

    Los usuarios que no transitan por la erróneamente denominada Autopista Juan Pablo II, una carretera normal muy peligrosa porque no tiene peraltes, deben saber que existen tres peajes; a saber: Marbella; Naranjal y Guaraguao. Desde la Autopista Las Américas hasta Rincón Molenillo, por apenas 120 kms. de recorrido, los vehículos ligeros pagan por ida, RD$414.00; Los microbuses y autocares, RD$833.00; camiones 2 ejes, RD$1,089 y camiones de más de 3 ejes, RD$1,541.00. Estos abusivos precios, aumentados ya varias veces después de su inauguración, han ahuyentado a los usuarios, no obstante su vialidad.  Ahora bien, en donde la “puerca retuerce el rabo” es en el denominado Bulevar Turístico del Atlántico (BTA), en donde en apenas 24 kms., desde Las Terrenas al Catey, el usuario debe pagar RD$488.00 al usurero Dovicon, la cual amparándose en la cláusula del ingreso mínimo garantizado  “peaje sombra”, el Gobierno Dominicano le ha tenido que versar la suma de US$34,4 millones de noviembre 2011 hasta enero 2013.

   En una ocasión que utilizamos esta vía, la cantidad de vehículos que contamos fue de 18 de vuelta y 17 de ida.  Si Dovicon no hubiese tenido la mala fe de que el Estado Dominicano le compensaría por la falta de circulación por esta carretera y el gobierno le hubiese obligado a reducir el monto a pagar en los peajes, otro gallo cantaría, ya que tiene ventajas a su favor; se reduce el tiempo de llegada a Sánchez, Las Terrenas y Samaná y asimismo, se opera también una economía de combustible, pero estas dos prerrogativas no justifican esos desproporcionados cobros por la utilización de la vía.

   El contrato con la Dovicon fue por 30 años, en donde el Estado Dominicano debía pagar a la firma “dominico-colombiana”, una compensación de US$135 millones de los verdes por la administración de los peajes de la autopista Duarte (vía que ellos por supuesto no construyeron), la autopista 6 de Noviembre (tampoco) y el de La Penda, que después de construido en la provincia de La Vega, será demolido por presión de los transportistas públicos que no estaban en disposición de pagar los RD$50.00 que pretendían cobrar. El sentir de los dominicanos es que los que instrumentaron esta “belleza contractual” para favorecer a sus acólitos, deberían ser traducidos ante los tribunales de la República para que paguen por esta bochornosa y costosa fechoría. Pero en nuestro país los actores son tan descarados, que repudian lo que ellos conscientemente acordaron y pretenden que les perdonemos su fraudulento proceder.

   Estamos frente a otro contrato tipo Barrick Gold, o peor aún, los de la COGENTRIX y FENOSA; aquellas empresas generadoras de electricidad que firmaron un lucrativo contrato con el Estado Dominicano para cobrar por generación instalada y no por la suministrada.  Por supuesto, por temor a que se nos acuse de incumplimiento contractual, o de que  el Estado Dominicano no garantiza una seguridad jurídica, tuvimos que soportar otra CODACSA, empresa española a la cual se le otorgaron gratuitamente el peaje de Las Américas para que con lo recaudado, construyese la Autovía del Este y de paso le diera mantenimiento a la construida hasta Boca Chica.  El resultado de estas malas negociaciones, por la cual no se ha responsabilizado ni acusado a nadie, es que hemos sido condenados a pagar una suma millonaria en dólares por un tribunal internacional.  Es hora de que el Estado se subrogue y lleve ante el banquillo de los acusados, aquellos que en connivencia con las firmas extranjeras, fueron partícipes en tan perniciosas y dolosas negociaciones.

   Como colofón de esta estrambótica concesión, el Banco de picar carne, perdón, de Reservas, aportará un préstamo de US$124 millones para resolver esta estrafalaria operación en la  cual el pueblo dominicano pagará los platos rotos al salir altamente perjudicado, con el agravante de que tampoco se juzgará a los responsables.  Lástima que Dovicon no adoptó el modelo de los peajes establecidos en una verdadera autopista como es la del Coral que en sus 70 kms. solo se paga RD$150.00 en total por una vía de cuatro carriles y señalización de primera.  Como expresó Don  Quijote: “Cosas veredes, Sancho”.

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