Un negocito lucrativo

Un negocito lucrativo

La presencia de ajo de origen extraño en nuestros mercados parecería una simple operación de contrabando fronterizo y nada más.

Sin embargo, el efecto reductor que provoca en los precios internos hace pensar en que se trata de algo más fino y delicado que el contrabando puro y simple.

Una hipótesis es que haya quienes se lucren introduciendo ajo de contrabando para deprimir los precios locales, comprar a precio de vaca muerta, almacenar y esperar mejores tiempos para  vender a precio de escasez.

 La logística, según la misma hipótesis, sería aportada por la complicidad de autoridades que propiciarían el contrabando de ajo comprado bastante barato, particularmente en Haití.

Mueve a sospecha que esta situación se presente todos los años y que las investigaciones jamás arrojan resultado. No parece que se trate de un simple contrabando.

La misma situación se ha presentado con la papa y los huevos, y nadie descubre nada.

Habría que preguntarse si habiendo establecido en la frontera controles más rigurosos, a través del Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza (CESFRONT) y otros medios, es posible introducir cantidades tan grandes de ajo que puedan deprimir los precios internos.

Es obvio que las autoridades tienen que darle seguimiento a este asunto y tratar de encontrar respuestas más satisfactorias y menos simplistas que la del contrabando.

 En esto parece mediar un negocito bastante lucrativo que las autoridades deben desarticular sin más preámbulo.

El productor local merece que se le proteja de estas prácticas desleales.

 

Las enseñanzas de Noel

Noel, la  tormenta, puso al desnudo muchas de nuestras debilidades.

En primer término, nos mostró con extrema crueldad lo que ocurre cuando se permiten asentamientos humanos en lugares en riesgo ostensible de ser arrasados por fuerzas de la naturaleza.

Pero también nos mostró una pobre infraestructura hidroeléctrica que permita manejar mayores caudales de agua para riego y generación de electricidad.

 Organismos especializados, locales e internacionales, han recomendado durante mucho tiempo la construcción de más presas, estratégicamente ubicadas para tener mejor control de nuestros caudales y evitar situaciones como las que se presentan en el Bajo Yuna.

El país necesita desarrollar un plan de construcción de presas que responda a un orden de prioridades que permita minimizar los efectos del ímpetu de las fuerzas de la naturaleza.

 No pretendemos regatearle fiereza a la tormenta Noel, que arrojó sobre territorio dominicano volúmenes de agua pocas veces vistos.

Pero tampoco vamos a subestimar nuestras enormes debilidades estructurales y la dejadez con que se han manejado sabias recomendaciones dirigidas a aminorar esas debilidades.

La conjunción de la fortaleza de Noel y la grandeza de nuestras debilidades se encargó de ponernos en dificultades que tardaremos mucho tiempo en resolver.

Veremos si esta vez los tropezones nos hacen levantar los pies.

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