Un nuevo acto de audacia criminal

Un nuevo acto de audacia criminal

Desconocidos mataron ayer a balazos a Rubén Soto,  propietario de la Panadería y Repostería La Francesa, al vigilante Jorge Vólquez Santana y al mensajero Máximo Gerónimo Paredes. Soto era el padrasto de Madelin Bernard, viuda del asesinado ex teniente coronel José Amado González González, abatido el 24 de diciembre de 2009 y  vinculado a la red del narcotraficante José Figueroa Agosto.

El asesinato de Soto se produce pocos días después de que su hijastra fuera interrogada por el fiscal del Distrito Nacional. Este acto de audacia criminal suma nuevas víctimas al rosario de homicidios contra gente presuntamente vinculada al prófugo Figueroa Agosto. Suma también nuevas complicaciones al complejo expediente, en momentos en que al Ministerio Público se le acaba el tiempo para presentar acusaciones formales.

Las autoridades tienen en su poder el vehículo que ocupaban los homicidas y que dejaron abandonado en la escapada. Interrogan a  una persona a cuyo nombre está la matrícula de ese vehículo. No hay duda de que tienen ante sí un gran desafío, pues deben desentrañar dónde encaja esta nueva pieza del rompecabezas que es  el caso Figueroa Agosto. El crimen organizado le está mostrando a esta sociedad toda su vileza. Las autoridades tienen que dar respuestas.

 

Buen día para la meditación

La campaña electoral terminó a la medianoche de ayer, abriendo una transición hacia las votaciones de mañana domingo para escoger autoridades congresuales y municipales. En un país en que el voto de conciencia parece tan escaso, en que el clientelismo y la compra de conciencias abunda, justo sería que toda persona apta para ejercer el voto dedique tiempo a meditar sobre la trascendencia que encierra el acto del sufragio.

 Este espacio de transición hacia las votaciones debe servir para ponernos claros en la gran diferencia que hay entre el acto mecánico de introducir la boleta en la urna y el ejercicio de un voto de conciencia, dirigido a escoger lo mejor para los destinos del país. Al Congreso y los ayuntamientos van las personas escogidas por  los votantes de las diferentes propuestas que hacen las organizaciones políticas. Esto, en alguna medida, nos responsabiliza de lo bueno o lo malo que venga después.

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