Hoy 
FAUSTO MOTA GARCIA
Renuevo mi fe por la instauración de un gobierno honesto, progresista y solidario; un gobierno que responda satisfactoriamente a la sed y necesidades acumuladas por décadas, de equidad y progreso social sostenido y que se traduzca en bienestar colectivo para la sociedad dominicana.
Recuerdo perfectamente que en el año 1996, en el período de transición cuando el Dr. Leonel Fernández ganó las elecciones, muchas personas sencillas del pueblo, lo interceptaban y externaban: Leonel tú eres la confianza y esperanza de los pobres de este país. Llegó el presidente que necesitábamos, tú no puedes fallarnos. Leonel tú devolverás la fe en la democracia.
El tiempo, el implacable, ha pasado. Doce años después, de los cuales el Dr. Fernández ha dirigido la nación durante ocho de ellos, es un buen muestrario para una mirada reflexiva.
Constituiría una mezquindad no reconocer los avances y el cambio que ha experimentado la sociedad dominicana. La educación, la tecnología, el crecimiento económico, la apertura de mercado; la internacionalización del país, a través de convenios y nuevos vínculos; la modernidad, la salud, la justicia, en fin, los servicios han sido positivamente impactados.
Sin embargo, queda la sensación y el sabor amargo en el paladar de los integrantes de los estratos sociales más bajos de la población, quienes entienden que son merecedores de mejor suerte y de que persisten viejas prácticas clientelistas y de inequidad, que son consustanciales a la conducta de una parte importante de la clase gobernante, lo que impide el necesario desarrollo de la población.
En medio de ese enfoque, y de los mismos avances obtenidos, formulo mis consideraciones en esta campaña electoral, la cual expresa resultados anunciados, en virtud, de que todas las proyecciones derivadas de las encuestas más objetivas y creíbles pronostican una victoria electoral en primera vuelta del candidato, es decir, del doctor Leonel Fernández Reyna.
Considero que ha llegado el momento esperado. Las condiciones políticas, económicas y sociales están dadas por primera vez para que el Presidente pueda hacer un gobierno superior. Hoy soplan y convergen vientos favorables en la atmósfera política nacional, caracterizados por una estable economía, recursos humanos más competentes y una sociedad más visionaria, además de factores políticos externos e internos de su organización que le favorecen como no había sucedido con anterioridad.
En ese contexto renuevo mi sueño por la libertad y la prosperidad añorada. Juzgo que será el próximo cuatrienio 2008-2012 un período histórico, único e irrepetible, en el cual se avanzará con pasos decididos hacia la consolidación democrática, al fortalecimiento institucional, hacia mayores niveles de excelencia educativa y a la aplicación de leyes que posibiliten castigar la corrupción y hacia la instauración de un sistema de derechos que redunde en crear una democracia real basada en la equidad social, la prosperidad y el progreso. Señor presidente, que así sea, una gran oportunidad se presenta, los dominicanos esperan sus ejecutorias y el tribunal de la historia aguarda para juzgarlo y valorarlo en su justa dimensión.
