El mundo será otro después de covid-19. Aumentará el ejército de pobres. Para entender los males de hoy los historiadores vuelven al pasado, a las grandes crisis económicas. Hace cien años la pandemia de la «gripe española» lo cambió todo. Aunque en Estados Unidos se cobró 675,000 vidas y el crecimiento del PIB se desplomó a menos de uno por ciento en 1919, se convirtió en la potencia dominante. En el planeta murieron entre 50 y 100 millones de personas, el 5% de la población mundial, con recesión en Europa devastada durante la Primera Guerra Mundial.
La economía dominicana pagó un alto precio, estuvo en recesión en 1921 y 1922, el precio medio de venta del azúcar, de lo que dependía, se desplomó de 14 a 2.6 centavos la libra, y el PIB decreció a una tasa media anual de -3.7% en el quinquenio 1920 – 1925.
Por avance de la ciencia se espera que la pérdida de vida humana por covid-19 se aleje de la «gripe española», pero la pérdida económica será superior. Estamos pagando el precio, de manera voluntaria paramos las empresas y aumentamos los trabajadores desempleados. No importa, la prioridad es ganar el pleito, en mi artículo de la semana pasada escribí que, ante la magnitud de la crisis, las medidas fiscales habían sido tímidas, se necesitaba una masiva intervención pública, una estrategia innovadora con la política monetaria que proporcionara poder de compra a la gente y aumentara la resiliencia.
Estoy de acuerdo con el plan fiscal de RD$34,000 millones anunciado por el presidente Medina, para apoyar a los trabajadores formales e informales, a familias pobres y muy pobres. Se suma a los RD$80,267 millones y US$622.4 millones que el Banco Central aprobó inyectar de inmediato a la economía a través del sistema financiero.
La pelota está en la cancha de las entidades, deben cumplir, comparto lo que dijo el gobernador del Banco Central, no tienen excusas, deben bajar los intereses y prestar a una tasa no mayor de 8% para consumo de los hogares, producción, comercio, exportación y para ayudar a reconvertir el exceso de capacidad productiva en sectores como el de los servicios, turismo, transporte, ventas al por menor, hoteles y restaurantes, que han recibido el mayor impacto negativo de la caída de la demanda mundial.
Enfrentamos dos choques, oferta (cierre de empresas) y demanda (desempleo), con hechos, no con palabras, tenemos la obligación de preservar la fortaleza de la demanda interna, para limitar la desaceleración del PIB y el aumento de la pobreza. Debe ejecutarse estrictamente el plan fiscal y monetario anti crisis equivalente a 3.2% del PIB, tenemos la suerte de que no hay presión al alza de los precios.
No tengo base para pronósticos con certidumbres, el que lo hace se equivoca, lo que puedo decir es que perdemos dólares en términos netos (ahorro de la factura petrolera por caída de precio, más aumento de la entrada de divisas por exportación de oro, menos pérdida por turismo), que el crecimiento del PIB será menor por cierre de empresas y por la mayor contribución negativa del saldo neto de exportaciones e importaciones, estas últimas aumentando mucho más que las primeras.