Un nuevo triunfo ciudadano

Un nuevo triunfo ciudadano

Una vez más los sectores de mayor conciencia social del país crearon las condiciones, ejercieron la presión, se movilizaron y tomaron la iniciativa para evitar la aplicación de la sentencia del Tribunal Constitucional No. 168/13 que suprimió arbitrariamente la nacionalidad a miles de dominicanos.

No debe haber dudas de que ha sido la acción y determinación de la mayoría consciente de la nación la que hizo que el Presidente Danilo Medina enviara al Congreso Nacional un proyecto de ley, de cuestionable constitucionalidad, pero que reconoce la condición de dominicanos a personas nacidas en nuestro territorio y que el Estado Dominicano había investido legalmente con esa calidad y que le fue negada por la sentencia 168/13.

Una vez más se demuestra que la ciudadanía movilizada puede motorizar cambios, detener atropellos, restituir derechos.

No importa las poses y argumentos que hoy se asumen. La verdad es que si hubo que elaborar este proyecto de ley es porque la sentencia 168/13 violó la Constitución vigente, aplicó la ley de forma retroactiva, desconoció la seguridad jurídica y los derechos adquiridos, recibiendo la repulsa nacional e internacional.

Si el Congreso conoce hoy de este proyecto de ley es porque los sectores más retrógrados del partido gobernante, y de sus aliados, propiciaron la decisión 168/13 que privó de la nacionalidad a dominicanos inscritos legalmente como tales en el registro civil, dejándoles en un limbo jurídico.

Ahora el escenario se traslada al Congreso Nacional, y la ciudadanía más consciente debe mantener sus niveles de presión y movilización para que lo conquistado en el proyecto de ley se mantenga.

La ciudadanía debe estar vigilante de los órganos encargados de ejecutar la ley para asegurar que estos la apliquen sin distorciones, respetando el espíritu y sentido que ha motivado su elaboración.

Es el momento también de exigir al gobierno de Danilo Medina enfrentar las mafias que propician y se lucran del actual caos migratorio, haciendo de la frontera tierra de nadie, y posibilitando el contrabando de mercancías, el tráfico de personas, drogas, armas.

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