Un orador inoportuno

Un orador inoportuno

Cuando el profesor emérito subió al podio, pensó en que debía darle las gracias al claustro universitario por haberle concedido la jubilación. Entonces, de repente, le llegaron a la cabeza los malos recuerdos y algunos “rencores académicos” a medio digerir: las imposiciones del decano de la facultad, las promociones docentes inmerecidas, los premios injustamente otorgados. El hombre permaneció silencioso, mirándose la punta de la corbata. El público esperó durante varios minutos; pero el profesor no decía nada; el maestro de ceremonias creyó que el viejo profesor había tenido “una indisposición”, o un mareo, y subió a socorrerle. –¿Le ocurre algo, profesor?

No tengo nada, contestó, y empuñó firmemente el micrófono. –De ahora en adelante no tendré nada que ver con fraudes culturales, ni artimañas académicas. No tendré que tolerar las inepcias de ciertos colegas, ni las trampas de los estudiantes que no estudian. No me opondré a la publicación de la tesis sobre “el fraude de Benyi.” Antes se cometían fraudes culturales en conexión con los aborígenes tainos, o con pretendidos antecesores de los tainos. Los indígenas precolombinos de esta isla desaparecieron casi por completo. Es vergonzoso que un pintor haya advertido a los arqueólogos e historiadores que las piezas de Benyi eran falsificaciones.
–El pintor vio enseguida “la huella de las limas Nicholson”, en las tallas sobre piedra que mostraban orondos los antropólogos y arqueólogos. Fue muy “graciosa” la explicación que dio un profesor, ya fallecido, acerca de las causas de que las piezas aparecieran enterradas en pozos, como si estuviesen almacenadas. Algunas semejaban adornos de mesa contemporáneos. Se dijo que eran dioses desechados por una “catástrofe teológica”. Al parecer, los taínos tenían dioses “más efectivos” para el cultivo de la yuca. Los “pretaínos” adoptaron los dioses nuevos y enterraron los antiguos.
–Ya los fraudes culturales no se hacen con piezas de piedra, atribuibles a los primeros pobladores de La Española: ahora las tergiversaciones y mixtificaciones se refieren a los esclavos negros importados durante la colonización. La lejana África, diversa y misteriosa, con sus ritos animistas y música de percusión, es más atractiva que las piedras pulimentadas taínas, pues nuestra piel no es cobriza; nos parecemos más a los negros que a los arahuacos.

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