Un orgullo que dejó de ser

Un orgullo que dejó de ser

La semana pasada el veterano articulista de Hoy, don Fabio Herrera Miniño, de reconocida estirpe periodística banileja, comentaba con tristeza cómo los dominicanos nos sentimos disminuidos ante la degradación de los estándares de calidad del servicio de la principal proveedora de telecomunicaciones en el país.

Hay un marcado contraste entre el empeño gubernamental por expandir la disponibilidad de las telecomunicaciones y el pésimo servicio que la principal proveedora ofrece a sus clientes. Hace tres años, cuando Verizon era propietaria de esa empresa, era un orgullo dominicano disponer de una telefonía alámbrica y celular de una calidad equiparable a la de los Estados Unidos. Cada vez que cualquier cliente de Verizon marcaba una llamada, ésta se completaba de la primera vez sin ningún problema.

Hoy en día, ante la pasmosa indiferencia de autoridades que olvidan que su principal compromiso es con los ciudadanos y no con las prestadoras de servicios, tener un teléfono celular, o tratar de llamar a un celular desde un teléfono fijo, es una lotería. Puede que sí, o puede que no se complete la llamada. La antigua garantía de excelencia ya no existe.

Esa vocación por la excelencia tampoco existe en la relación de los empleados con los clientes, puesto que el mismo desencanto que refiere Herrera Miniño parece haber afectado a muchos de los propios representantes de la empresa. ¡Cuánta falta hace esa excelente dedicación a satisfacer a quienes pagan para enriquecer al propietario del negocio!

He leído este fin de semana que clientes de la empresa telefónica que sustituyó a Verizon volvieron a enfrentar inconvenientes hace pocos días  para realizar llamadas desde sus aparatos celulares. El servicio se vio interrumpido desde y hacia teléfonos móviles de la compañía telefónica de capital mexicano, según un reporte de prensa, que añadió: “En los últimos meses se han registrado varios apagones telefónicos que han dejado sin servicio a miles de usuarios de dicha empresa”. ¿Por qué el INDOTEL no asume la más activa y entusiasta defensa del interés de cientos de miles de usuarios afectados por la deliberada degradación del servicio telefónico en nuestro país?

Que el gobierno prefiera defender el interés de una empresa de un solo dueño, extranjero y no votante aquí, por encima del interés de millones de dominicanos que añoran la excelencia, es un misterio. Entre tantos, otro más…

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