Todo marchaba con viento a favor, como si se viviera una primavera estática, donde las hojas y las flores de los árboles vuelven a crecer de manera gradual, dando colorido a nuestro entorno. Eso estaba viviendo el Partido Revolucionario Dominicano (PRD); donde un dinamismo y un entusiasmo sin igual llenaban a su militancia y a sus dirigentes. Un crecimiento exponencial con juramentaciones de nuevos miembros cada quince días, el retorno de antiguos miembros se veía a diario; hasta que los adversarios del PRD externos y sus cómplices internos, se pusieron de acuerdo para convertir nuestra primavera en un otoño gris. Un otoño donde la temperatura comenzó a descender y las hojas de los árboles cambiaron de color, hasta secarse y caer al suelo; ciertamente esos enemigos del PRD nos hicieron vivir momentos difíciles, pero como en la vida misma existen días grises, pero no son eternos.
Por su parte el PRD, víctima de los ataques que fue objeto, se “puso las pilas”, y dio inicio a una lucha, tanto jurídica como política. El PRD fue dando un golpe tras otro, de manera contundente y con velocidad. Sus adversarios ni siquiera notaban por donde venían los ataques, cuando no era directo en la cara, era en las costillas, pero el golpe llegaba y surtía su efecto.
De manera que, tras realizar reuniones, convenciones y demás; el PRD se ha colocado a la vanguardia, modificando sus estatutos y eligiendo sus autoridades hasta el 2023 sin traumas y unificado, por lo que el Partido Revolucionario Dominicano ya se encuentra en la condición de seguir sumando apoyos y con las puertas abiertas para todo aquel que quiera entrar, como dijo recientemente el Presidente del partido blanco, Miguel Vargas.
Llegó el verano al PRD, salió el sol y vienen días llenos de luz para el partido.
¡A Trabajar para crecer!