El Pacto por la Educación, firmado ayer en el Palacio Nacional, tiene como virtud de origen el haber motivado una amplia participación social, que se expresó a través de decenas de miles de propuestas de personas y organizaciones que respondieron a la consulta abierta para esos fines. Es una virtud que debería garantizar un compromiso de seguimiento permanente, de continuidad en su vigencia, de esfuerzo por mantenerlo actualizado para que pueda ser el instrumento que el país necesita para edificar la sociedad del conocimiento. Aunque no resulte ser la pauta perfecta para el sistema educativo, es más que lo que teníamos, y es un punto de partida para dar los saltos cualitativos necesarios.
El pacto encuentra valiosos complementos que deben facilitar su aplicación y evolución en el tiempo. La inversión del 4% del PIB es un soporte importante para practicar las transformaciones del sistema educativo y las mejoras académicas en el aspecto docente. La tanda extendida, que se consolida como modelo de pleno alcance en la enseñanza pública y una infraestructura en expansión, están entre los pilares que deberán hacer practicable y funcional el Pacto por la Educación. Ayer se llenó la fase protocolar de un decisivo compromiso que debe procurar transformar en motor de desarrollo socio-económico ese flanco débil que ha sido nuestro sistema de enseñanza.
OCULTISMO PREOCUPANTE
Algunas de las modificaciones introducidas al Código Procesal Penal ya están siendo objetadas por juristas, inclusive miembros del aparato judicial, con argumentos que parecen puntuales, precisos, atendibles. Las preocupaciones son valederas, toda vez que las modificaciones de este código fueron decididas bajo un ocultismo absoluto, contraproducente por tratarse de un asunto sumamente delicado.
El Presidente de la República, por ejemplo, ha estado haciendo consultas antes de someter al Congreso el proyecto de ley de naturalización. El Pacto por la Educación, que se firmó ayer, fue objeto de amplias consultas previas, dada la delicadeza de su contenido. ¿Cómo, entonces, se obvió este detalle en cuanto al Código Procesal Penal? Más nos vale, como sociedad bajo asedio del delito, que no hayamos cometido con esto una introducción repentina de las extremidades inferiores.