En la prensa escrita de  los últimos días  aparecen unas declaraciones del presidente del CONEP, Manuel Díez Cabral;  un informe del país  sobre competitividad  global 2011-2012 del Foro Económico Mundial, opiniones de columnistas y noticias de actualidad, de las cuales se pueden sacar algunas conclusiones lamentables.

 Díez Cabral señala la falta de competitividad que padece el empresariado dominicano, fruto de la inseguridad, el acoso fiscal, los altos intereses, el precio de los combustibles, y la escasez de mano de obra calificada.   

De acuerdo al Foro Económico Mundial  de Davos que conoce bien el Presidente Fernández, ocupamos casi el último puesto: 140 de 142 países, en la calidad de la educación primaria, 136 en educación superior, competitividad, y el despilfarro en los recursos, 140 el desvío de fondos públicos, 122 en la prevalencia del crimen y la violencia, 113 en el crimen organizado, 139 en calidad de las matemáticas y las ciencias, entre otras lindezas, además de estar entre los peores índices en materia de corrupción, sistema eléctrico, burocracia ineficiente y prevalencia del VIH-SIDA.

A estos problemas podrían añadirse muchos más, como son la hiper-corrupción gubernamental, la delincuencia rampante, y una verdadera red de impunidades, cohechos y extorsiones que tiene atrapados a los dominicanos por doquier, en la que participan gran parte de los funcionarios, militares, policías y malhechores profesionales, mientras otros tantos luchan por entrar en dicha red.

Por donde uno quiera moverse, están bloqueados los pasos por una administración que aparentemente lo único que le importa es medrar en su beneficio y aparentar eficiencia, a fin de seguir esquilmando al pueblo dominicano.

 Están patentes  las víctimas personales, los objetivos nacionales y los  intereses populares: oro, plata, arroz,  turismo, bienes raíces, drogas, secuestros, falsificaciones y burocratización  extrema, así como un endeudamiento constante y abuso de poder.

Ante esta situación, ¿Cómo se atreven los  portavoces del gobierno y Danilo (Leonilo) a hablar de progreso, de futuro y  de buen desempeño económico.

Esto es una verdadera burla al pueblo dominicano.

Los reportes de prensa acerca de  crímenes, a veces horrendos, los grandes déficits, las encuestas   y las críticas de casi todos los analistas políticos independientes, vaticinan el voto a favor de alguien que como a Hipólito Mejía no le tiembla el pulso para cortar por lo sano los males que afligen  al pueblo dominicano.