Un país muy especial

Un país muy especial

La celebración del bicentenario de la independencia en varias naciones de Hispanoamérica, es un buen indicador del carácter eminentemente conservador de  las élites dominicanas, cuando se trata de temas políticos y sociales; no obstante el salto ideológico que significó entre nosotros la Guerra de Abril del 1965.

En casi todos esos países se trató de episodios  de corta duración  sin llegar a controlar partes significativas de su territorio.  Así, en Ecuador el primer pronunciamiento, del 1809, fue un intento localizado, porque fue en 1821 cuando obtuvo su liberación de España del brazo de Bolívar, para constituir la  Gran Colombia con Nueva Granada y Venezuela; y en 1830 produjo su total independencia: Bolivia lo logró brevemente en 1809, hasta 1824  que Bolívar la liberó realmente, y en 1826 estableció su independencia.

México tuvo su primera Declaración el 1810 y otra en 1812; pero su independencia fue   lograda por obra del procericida Iturbide  en 1821. Por eso su héroe nacional es Benito Juárez,  que restauró la República en 1867.

El Salvador tuvo un primer pronunciamiento efímero en 1810, y Nicaragua en 1811; y toda Centroamérica en 1821; que pasó poco después bajo control de Iturbide, para  ser países independientes en 1843.  Chile, Argentina y Colombia tuvieron sus primeros amagos en 1810, que solo se concretizaron en 1816, 1818 y 1821.

Todos esos países  tienen en común que celebran su independencia con el primer pronunciamiento, aunque efímera y parcial: menos Santo Domingo, cuya independencia efímera en 1821 fue total y contra la metrópoli colonizadora, pero su élite ha preferido desconocer ese hito histórico y celebrar solo la Separación de Haití, cuya dominación fue forzosa.

Ese no es el único rechazo de la élite dominicana a un hito histórico que le corresponde, para preferir otro menos significativo, como si tuviera vergüenza de exhibir sus lauros.  Ello explica que la fundación de la ciudad de Santo Domingo, señalada por Las Casas y otros cronistas, como realizada en 1496, iniciada con  un fortín  como muchas otras, pero  prefirió la fecha del traslado de la capital de Colonia desde La Isabela en 1498.

Ello  explica que las Iglesias  cristianas se atrevan,  en pleno siglo XXI,  a casi extorsionar a partidos y legisladores para que la Constitución dominicana sea la única  del mundo que penalice la interrupción del embarazo desde la fecundación, aun con riesgos graves de la madre, y en casos de violación, incesto, desarrollo anormal o grave desequilibrio socio emocional; cuando en las muy católicas Italia y España se permite en las fases germinal (2 semanas), y embrionaria (6 semanas),  aunque en Italia se discute aún cuántos días en esta última se permite.

Parece que el conservadurismo de nuestras élites  no permitirá celebrar  nuestra primera independencia del 1ro. de diciembre del 1821; la fundación de nuestra capital, del 5 agosto del 1496, ni el derecho de la mujer a proteger su vida y su futuro,  lo que provoca  cien mil abortos anuales no atendidos profesionalmente.

Este es un país muy especial.

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