Un país  sin voluntad de lucha

Un país  sin voluntad de lucha

Después de las denuncias de la reconocida comunicadora Nuria Piera sobre los desfalcos cometidos en la CDEEE, resulta inexplicable que se acepte pasivamente un aumento de la tarifa eléctrica de casi 12%. Es como si le dieran a cada dominicano una bofetada en la mejilla izquierda y éste pusiera la derecha para que le dieran otra.

En el fondo hay una profunda indignación en la ciudadanía, que se manifiesta de muchas maneras, pero sin reacciones y acciones organizadas que puedan frenar esa abusiva y arbitraria decisión.

La pasividad mostrada es inquietante porque a veces los pueblos deben tener un desagüe para dejar escapar sus frustraciones, desalientos e impotencias. No poder hacerlo es como un volcán en erupción pero sin cráter, donde no hay forma de descargar la lava y evitar una gran explosión.     

Estamos hablando de un fuerte aumento en los precios de una de las tarifas más altas del mundo, en el preciso momento en que se intensifican los apagones en todo el territorio nacional y la crisis financiera internacional golpea el corazón del presupuesto familiar.   

También ocurre precisamente cuando el petróleo está a menos de la mitad de precio de hace un año y se devela este desfalco de los recursos que administra la CDEEE, que junto a sus millonarias deudas y a las pérdidas generadas por el creciente fraude eléctrico, se encuentra virtualmente en bancarrota. Y todo para seguir financiando el clientelismo del partido en el poder.

Lo peor es que las denuncias de la reconocida periodista son solo parte del despojo que hace la CDEEE y sus distribuidoras del dinero que pagan los consumidores de energía. Este holding público  se convirtió en la fuente de recursos más importante del partido en el poder para crear las bases de un clientelismo masivo y denigrante.

De sus arcas se financiaron costosísimas campañas políticas en el 2006 y el 2008, se hicieron pagos millonarios a políticos tránsfugas que se aliaron al PLD y se nombraron miles de seguidores con altos salarios que elevó la nómina un 70% y el presupuesto lo multiplicó por seis, respecto al año 2004.

Ha sido una fuente inagotable de recursos para cometer toda clase de fechorías que no han salido a luz pública por los cientos de millones de pesos que esta empresa paga en propaganda y publicidad.

Es inexplicable que el Gobierno quiera seguir financiando todas estas iniquidades de la CDEEE y sus distribuidoras, con nuevos aumentos de las tarifas. Porque solo saneándola como debe ser se ahorraría el equivalente a los ingresos generados por el aumento del 10% de esa tarifa. Y eso es mucho dinero para que el pueblo tenga que pagar los desmanes de una institución corrupta y desgastada.

Pero el Gobierno declara que la capitalización fue un fracaso, queriendo culpar al sector privado de la crisis energética actual. Mientras tanto, los casos de corrupción se multiplican en la administración pública y ningún organismo del Estado abre la boca.  

Publicaciones Relacionadas

Más leídas