Un palo acechao

Un palo acechao

Claudio Acosta.

No es coincidencia que el mismo día que los periódicos destacan en sus primeras planas el palo acechao de los honorables diputados, que eliminaron del nuevo Código Penal el párrafo que permitía la interrupción del embarazo en condiciones y circunstancias  especiales, se publicara también  el hallazgo de seis fetos dentro de una funda  plástica  abandonada en una zona verde de la urbanización Italia, en Santo Domingo Este, cuyos residentes sospechan fue dejada allí por alguna de las clínicas privadas que funcionan en la zona. Y no es ni puede ser una coincidencia porque aquí todo el mundo sabe, empezando por los propios  legisladores, que en este país se practican abortos a diestra y siniestra, bien sea  en un tugurio sin las más mínimas condiciones de higiene  y asepsia o en lujosas clínicas de alto copete y facturas astronómicas. ¿Cuántos médicos o propietarios  de clínicas  han sido procesados y condenados  por una práctica que se comete  a la vista de toda autoridad que  quiera tomarse la molestia de verla? También saben los honorables diputados que al eliminar el párrafo que permitía la interrupción del embarazo en casos  de violación, incesto o malformaciones  del embrión incompatibles con la vida no  impedirán que se sigan haciendo abortos a diestra y siniestra, pero escogieron hacerse los graciosos con las iglesias y los votos potenciales que estas representan. Desde luego, el hallazgo de esos seis fetos  merece una respuesta contundente de las autoridades, pero que quede claro desde ahora que la  decisión de los “honorables” contribuirá  al incremento de los abortos  clandestinos y, por vía de consecuencia, nos expondrá a repetir   experiencias tan desagradables  como la que acaban de sufrir en la urbanización Italia.

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