Un panorama incierto en Haití

Un panorama incierto en Haití

Faltando una semana para la juramentación de Michell Martelly como presidente de Haití, el panorama se ha tornado incierto e imprevisible por la fraudulenta maniobra del sector del presidente saliente Preval, quien aposta, u obedeciendo directrices de una mente maestra, quiso alterar el resultado de las elecciones congresuales para favorecer a su partido con la mayoría legislativa.

Ante esa flagrante maniobra de grupos hostiles a Martelly, éste elevó su grito de alarma para que se anularan esos resultados. Buscó las presiones del más alto nivel, para que la OEA y la ONU frenaran las intenciones de Preval y su gente de ponerle una camisa de fuerza al novel presidente y éste fuera incapaz de enfrentar los graves e insolubles problemas de su país. Al menos se logró la anulación de la elección fraudulenta de 19 legisladores.

La maniobra de los políticos de Preval, de cometer tan flagrante fraude en las votaciones legislativas, nos acordó a los dominicanos lo que ocurrió en las elecciones locales de 1978, cuando con un fallo histórico el presidente de la ocasión, Joaquín Balaguer, obtuvo el control del Senado, dejando en aquel entonces al presidente electo Antonio Guzmán sin el poder necesario para que el PRD pudiera actuar con las manos libres desde el gobierno.

Para que se vea de cómo son las cosas de la vida y de la política, el fallo histórico le convino al país, ya que los perredeístas dieron muestras de que no sabían gobernar por sus desaciertos tan constantes en gobiernos posteriores. A lo mejor Preval y sus estrategas han razonado que dejando a Martelly con las manos libres y con un Congreso a su favor, no era lo más conveniente para Haití. Allí la rapacidad de sus políticos es muy conocida, tanto es así que la reconstrucción de Haití después del terremoto no ha arrancado plenamente por la desconfianza universal que existe hacia la burocracia y políticos haitianos.

Con razón Martelly ha pataleado por ese flagrante fraude. Sus exigencias de que se celebren nuevas elecciones legislativas pudo encontrar algún asidero, pese a que existía una directriz muy poderosa de dejar las cosas sin modificarlas. Se aceptó que el triunfo de 19 legisladores fue fraudulento. Se ve que el engaño fue muy descarado para que Preval continuara con su control y que las cosas continuaran como es la tradición, aun cuando en la elección general de los legisladores hubo sospechas de una falta de transparencia.

La historia política haitiana está cuajada de los episodios más increíbles de la rapacidad y de la maldad humana. Eso es algo que también a los dominicanos nos ha tocado vivir con nuestra aciaga historial tachonada de los desmanes de nuestros caciques y generales conuqueros, que buscaban el poder para hacerse ricos, arrasando con vidas y bienes para su disfrute.

Por igual, a Haití le ha tocado vivir una vida política mucho más azarosa que la nuestra. Al poder se han visto elevado analfabetos y carniceros sin ningún tipo de concepto. Desde 1804 han mantenido al territorio occidental sumergido en el atraso, la ignorancia y la barbarie, con esporádicos pujos de modernización que se derrumban cuando algún político o iluminado se decide que les toca disfrutar del tesoro nacional, apabullando a una infeliz población digna de mejor suerte.

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