Un panorama mundial, femenino

<p>Un panorama mundial, femenino</p>

SONIA VARGAS
El próximo año 2007 es de gran expectativa política alrededor del mundo, y si echamos una mirada podemos ver la evolución a la que se aproxima el planeta, en cuanto a ésta, con la elección de Segolene Royal, del Partido Socialista en Francia, quien ya según la encuestas se perfila como la próxima Presidenta del Estado Francés, Hillary Clinton la primera como candidata del Partido Demócrata en Estados Unidos.

Y la evolución que hemos visto, a nivel mundial con Ángela Merkel en Alemania, Michelle Bachelet como presidenta de Chile; Helen Clark para nueva Zelandia y Ellen Johonson para Liberia, definitivamente el panorama político mundial ha cambiado, y pienso que realmente el mundo se está cansando con ese ejercicio exclusivamente masculino, y realmente nos acercamos peligrosamente a un apocalipsis anunciado.

Realmente no creo que simplemente por el hecho de ser mujer y alcanzar altos puestos en el poder político, cambiará el sombrío panorama político mundial, también hay hombres que no comparten ese estilo patriarcal ni comparten los actuales estilos de gobierno, y que muchas mujeres también cometen los mismos errores generados por el actual ejercicio demencial de la política.

Sin embargo, tenemos que reconocer también que salvar vidas no parece ser una prioridad en los despachos del poder masculino y que hoy día los agentes activos políticamente son en su gran mayoría hombres.

Es tiempo de buscar nuevas formas de gobernabilidad, de ejercer la política desde las vivencias de las mujeres, desde sus experiencias vitales, desde sus cinco mil años de resistencias, sus seculares historias de cuidados de otros y de otras, de esta proximidad de los cuerpos de los recién nacidos, de los niños y las niñas, del anciano y la anciana, de los enfermos, del frío y del hambre… y cuidados de sí mismas.

Me dirán que con esto uno no hace política. Y quién sabe, porque si la política, como lo explica Alexandra Bocchetti en un libro que no dejo de leer es “amor y cuidado del bien común y el arte de estar juntos”, entonces tal vez las mujeres, por su particular historia, estén hoy más preparadas para conducir los destinos de la humanidad. Y esto tampoco significa que Ángela, Helen, Michelle, Ellen, Hillary o Ségoléne lograrán cambiar el panorama mundial, pues la hidra patriarcal y demencial ha crecido de tal manera que se necesitarán algunas generaciones para cambiar el curso de los acontecimientos.

Sin embargo, lo único que nunca se ha ensayado en relación con el ejercicio de la política es justamente su feminización que, por cierto, significa tanto inclusión como representación de los intereses de las mujeres en las decisiones gubernamentales. Más aún, la autonomía de las mujeres y su ejercicio de la ciudadanía son hoy indicadores imprescindibles para medir el desarrollo humano y consolidar la democracia. Sin duda, Ángela, Helen, Michelle, Ellen, Hillary y Ségoléne están abriendo nuevos rumbos a la historia de la política, una política más cercana al cuidado de la vida y del ambiente que la hace posible.

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