Un paro lesivo en muchos sentidos

Un paro lesivo en muchos sentidos

Los médicos y enfermeras convocaron para hoy un paro nacional de 24 horas que además de atentar contra la salud de gente necesitada, es lesivo para algunas de las atendibles y razonables causas que lo motivan. Dejar sin asistencia médica a la gente que la necesita es hacer causa común con las deficiencias intrínsecas de nuestros servicios sanitarios. La paralización de las labores en todos los centros de salud del Estado es una manera inhumana de impulsar una demanda que consideramos justa.

De la misma manera que se asignó a la educación el 4% del PIB para rescatar la enseñanza del atraso sería justo y más que razonable mejorar sustancialmente la inversión en salud, incluyendo los salarios de los médicos. El año pasado murieron por dengue cerca de cien personas y el Ministerio de Salud Pública atribuyó la mayoría de esas muertes a fallas de diagnóstico y de tratamiento por parte de los médicos. Eso debería darle vergüenza tanto a los médicos como al Gobierno.

La necesidad de que se invierta más en salud no justifica que se recurra a la huelga, pero tampoco es argumento atendible para pretender justificar tantas muertes que eran evitables. El Estado está llamado a atender las necesidades de inversión en asistencia sanitaria, pero los médicos también están llamados a poner en alto su calidad profesional. El paro de hoy es improcedente.

  Respuestas para la juventud

La juventud de este país, que por falta de oportunidades cae al abismo del delito y los vicios, debe encontrar en los políticos una respuesta que sustituya el panorama sombrío de su porvenir. Hay entidades sociales, como Casa Abierta, que impulsan proyectos para forjar en los niños y jóvenes principios de buen vivir que los alejen de las malas prácticas. Los políticos, que aspiran a obtener o retener cuotas de poder, deberían pensar que de ellos es el deber de mejorar las expectativas de la juventud.

Los jóvenes son más vulnerables cuando les faltan las oportunidades de crecer en valores, lograr una formación profesional y obtener un medio honrado de sustento. Los políticos deberían trabajar para desbrozar el camino del porvenir de la juventud, para que no se vean compelidos a tomar el vicio y el delito como derrotero de perdición.

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