Un paso de avance hacia la democracia

Un paso de avance hacia la democracia

¡“Habemus Papa”! Proclama oronda la inefable Junta Central Electoral y un humito blanco emerge y se esparce para alegría del pueblo dominicano que depositó, sin temor a contagios, su voto en las urnas ejerciendo el derecho que le reconoce como soberano la Constitución de la República, no siendo negociable, porque con ese voto lleva consigo el bienestar de la Nación, la paz, la justicia, la verdad, sin discriminación alguna, sin distinción de clases. Un paso adelante para el fortalecimiento de la democracia.

El pueblo decidido nunca se dio por vencido. Desafió y venció todos los obstáculos, las triquiñuelas, los inconvenientes naturales de la pandemia COVID-19 y los gestados por el poder político asentado en un gobierno que volcó todos los recursos del Estado para favorecer al candidato ungido por el presidente de la República, que llegado el momento de desesperación llegó al extremo de tildar a su militancia de flojos y calificar como “irreales y falsas” los resultados de las encuestas realizadas por firmas internacionales respetables digna de credibilidad que apuntalaban al candidato de principal partido opositor, PRM, Lic. Luis Abinader y su vicepresidente, Dra. Raquel Peña, encabezando cada encuesta con más de un 50% de votos a su favor.

Ese exabrupto avivó justos temores de que no serían respetados los resultados de las elecciones si Gonzalo Castillo, candidato del presidente Medina y su partido, no aparecía como ganador del certamen en una primera o segunda vuelta. No fue así. El triunfo de Luis Abinader y de su partido fue arrollador, incuestionable.

Devolvió la razón, la sensatez y la prudencia a sus tenaces opositores que le felicitan en un gesto de gallardía ofreciendo su respaldo y ayuda. No se esperaba menos. A nadie le conviene desatar una guerra sin sentido.

Luis Abinader y su partido, sin descartar su compromiso con el pueblo de luchar contra la corrupción y la impunidad, heredan una situación económica, social y política desastrosa que hay que manejar con inteligencia y pocos recursos disponibles y el apoyo decidido del pueblo.

Se barajan varias personalidades de conocida reputación para ocupar cargos en su gabinete presidencial; otros no tantos, mas ninguno marcados con el germen de la corrupción. Se necesita talento y experiencia además de voluntad y buenos deseos, para enfrentar la grave crisis que confrontamos como tantos otros países, sumado a los males heredados de una gestión administrativa lastimosa.

Al pueblo que depositó con su voto su confianza en el nuevo Presidente y su equipo de gobierno, le corresponde darle pleno apoyo. Ser paciente no significa tolerancia.

El único camino verdadero para llegar a colmar las carencias que como país padecemos y lograr la felicidad que todos con ilusión aspiramos, es la unidad participativa del pueblo y su gobierno aferrados a los fines y objetivos fundamentales contenidos en su programa de gobierno y los medios para lograrlos inseparables de las virtudes de la ciencia, la moral y la ética, lejos de la codicia y del autoritarismo.

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