Un pesebre familiar que enamora

Un pesebre familiar  que enamora

Construida con paciencia y amor desde hace décadas, la monumental representación del nacimiento de Jesús perteneciente a la familia Ontiveros enamora a miles de personas cada Navidad en Ciudad de México, donde se ha convertido en una verdadera atracción turística.
“Es una tradición familiar. Es unión. Nos reunimos toda la familia y tardamos 25 días en armar (montar) todo”, dice a Efe Miguel Ontiveros, uno de los fundadores de esta costumbre familiar con 54 años de vida.
En el patio de esta vivienda de la popular colonia (barrio) militar Marte, en el sureste de la capital, se colocan en estas fechas más de 1400 figuras. El cuidado y el esmero es indudable. En el suelo de esta entrada de unos sesenta metros cuadrados hay musgo, tierra, heno, un riachuelo y una cascada con agua y, en las paredes, se pintan casas que evocan al Medio Oriente y un cielo azul oscuro.
Ayudado por un familiar arquitecto, cada año cambia la escenografía, aunque el más de millar de piezas que conforman el nacimiento se mantienen con pocos cambios. Se observan pastores saliendo de sus casas o alimentando a su ganado -desde ocas a bueyes-, peregrinos camino a Belén en sus camellos, ancianos rezando e incluso angelitos y mujeres amamantando.

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