Un plan cautivo en el tintero

Un plan cautivo en el tintero

Ningún Gobierno de los que ha tenido el país en 25 años ha erosionado de manera significativa el déficit de viviendas, que según cifras del 2012 ronda las 900,000 unidades y continúa aumentando, pues su ritmo de crecimiento supera  el de construcción. Aparte de esto,  la vivienda de interés social sigue siendo  exquisitez prohibida para muchas familias de ingresos modestos, por una combinación de factores que incluye precios de los inmuebles, bajo poder adquisitivo de los potenciales adquirientes y requisitos de financiación.

Algunas firmas privadas desarrollan por su cuenta proyectos de viviendas de relativo bajo costo, pero su adquisición no está al alcance de  los más pobres. El  Estado, que cuantifica el déficit y teoriza sobre posibles soluciones, no acaba de lanzar una ofensiva en ese sentido. Su  plan sigue cautivo en el tintero, y tal vez, la recién incorporada figura del fideicomiso pueda servir de válvula que ponga parte de los estancados fondos de pensiones al servicio de  ejecuciones concretas en la materia.

Para ser efectiva, la lucha contra la pobreza tiene que incluir el ataque frontal y decisivo del déficit de viviendas para familias de bajos ingresos. Debe proporcionar facilidades de financiación  con estrictos medios de retorno como las garantías que da el fideicomiso. El Estado tiene que liberar  del tintero un plan maestro en esta dirección.

UNA MATERIA DE PRIMER ORDEN

La alarmante tasa de embarazos en adolescentes y las consecuencias sociales y de salud que se derivan de esta situación deben ser  argumento más que convincente para lograr un consenso que permita incorporar la educación sexual en la enseñanza. La gestión que en ese sentido encaminan la vicepresidenta Margarita Cedeño de Fernández y el ministro de Educación,  Carlos Amarante Baret, es una iniciativa que debe ser apoyada por la sociedad como propuesta para el pacto educativo a que ha convocado el Gobierno.

Por encima de cualquier consideración de orden dogmático, es necesario inculcar en nuestros adolescentes el sentido de la responsabilidad y hacerles comprender por medios científicos  los graves perjuicios  familiares, sociales y de salud que devienen de una relación sexual extemporánea e irresponsable. La educación sexual debe ser materia básica en las escuelas.

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