¿Un plan con tarifa alta?

¿Un plan con tarifa alta?

BIENVENIDO ALVAREZ-VEGA
El gobierno anuncia un nuevo plan de trabajo para conjurar la crisis que afecta al sector eléctrico y que, de paso, erosiona la credibilidad y la popularidad del equipo que dirige la Nación. Al mismo tiempo el Consejo de la Empresa Privada (Conep), sensibilizado por su presidenta sobre lo que podríamos denominar el “problema eléctrico”, grita para que las autoridades combatan lo que llama el robo de energía. Tengo la convicción de que el afán del gobierno por encontrar una solución a este problema radica, más que en desear el bienestar de la gente, en poner fin a la pérdida de recursos fiscales por la entrega de subsidios mensuales que, según las cuentas oficiales, sobrepasan las asignaciones contempladas en el presupuesto de la Nación.

El propósito es, en general, atendible. Hubiera sido más legítimo que el gobierno se preocupara por la mejoría de la calidad de vida de los ciudadanos y ciudadanas y que en virtud de esa preocupación desplegara esfuerzos para que los apagones cesaran y el servicio eléctrico fuera, en general, mucho mejor de lo que es. Pero no ha sido así, puesto que las quejas son viejas e intensas y no veíamos en el gobierno interés alguno en dar pasos al frente.

Importa, de momento y para ser prácticos, que el plan se haya diseñado, que se haya discutido y que el gobierno y su equipo dedicado a la tarea energética se decidieran a procurar una solución.

Sin embargo, nos tememos que si los costos de generación siguen en los niveles actuales y las tarifas continúan como están, poco será lo que se logre en la mejoría de las cobranzas. Y aquí está, en el diagnóstico de la crisis eléctrica que hace el Conep, el factor principal para que el plan enunciado pueda ser aplicado.

Me parece muy unilateral considerar que la llave para resolver la crisis eléctrica sea aumentar las cobranzas. Uno tiene la impresión, desde la visión de un inexperto en el tema, que hay otros factores que concurren en este problema tan largo en el tiempo y tan complejo.  Sobre todo después del fracasado plan de capitalización.

Pero asumamos que sí, que la cuestión determinante es la elevación de los cobros. ¿Dónde está el problema, entonces? Como nosotros lo vemos, el gran problema está en una tarifa eléctrica que está fuera del alcance de una población mayoritaria, porque es muy alta, porque absorbe una porción importante de los ingresos de las familias, porque pesa mucho en los costos de producción de las empresas, etcétera.

Los empresarios y el comercio –grande, mediano y pequeño—  han dicho más de una vez que sin electricidad suministrada de forma estable será muy difícil que el país pueda competir, en el campo de los negocios, con otras naciones. Hay que agregar que si la electricidad apareciera de forma estable y cualificada tampoco sería posible competir si se mantienen las tarifas actuales.

El gobierno no podrá seguir pidiendo paciencia y sacrificios a los empresarios, a los comerciantes y a las familias en este tema de la electricidad. Por años ha habido paciencia y sacrificios mientras las cosas tienden a empeorar.

El costo de la energía en la República Dominicana es, en estos momentos, incuantificable. Empresarios, comerciantes y familias tienen que pagar tarifas altas a las distribuidoras, tienen que comprar plantas generadoras, combustibles y en no pocos casos inversores. Estos gastos se han hecho a expensas de otras necesidades y en el caso específico de los empresarios lo han hecho tratando de no ser sacados del mercado y con la esperanza de que la crisis encontrara solución.

En conclusión, el gobierno, los generadores y los distribuidores tienen que buscar una fórmula práctica que permita hacer menos gravosa la tarifa eléctrica para la población, pues de lo contrario las cobranzas no podrán ser aumentadas y el hurto continuará. Un hurto que en no pocos casos es por necesidad de sobrevivencia.

(bavegado@yahoo.com)

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