Un problema de productividad

Un problema de productividad

Muchos consideran que es tiempo para la evaluación del significado de la “democracia”, que en su expresión de elecciones periódicas y de alternabilidad de poderes se ha expandido en América Latina en los últimos 30-40 años hasta hacerse determinante.

Para el análisis en detalle del fenómeno se convocó recientemente con un cierto temperamento clandestino una conferencia bajo el título de Treinta años  de democracia: Democracia, crecimiento con equidad y cohesión social en América Latina.

Es cierto que, salvo en Cuba, donde cada día Fidel rompe los límites establecidos de durabilidad en el poder que ostentaba Trujillo, con sucesión de hermano incluida, los otros países se dan los lujos mencionados de elecciones y alternabilidad, dejando lo de equidad y cohesión social para un después remoto.

Mientras, leves desviaciones pequeño reeleccionistas se propagan de más en más, con su matiz de perpetuación simulada bajo sucesión marital, modalidad en que fracasó Perón en el período estudiado, pero no el peronismo, y que, triunfal, estimula a emulaciones tropicalizadas.

No obstante, es preciso reconocer el hecho de que nunca en la historia de Latinoamérica hubo tanto ex presidente dando conferencias y asesorías, así como vueltas sin hacer nada como en el presente.

Y cabe preguntar cuál es la causa de que el comportamiento político general del pedazo de continente haya variado de manera tan sustancial, pasándose de las dictaduras con inclinaciones a las permanencias generacionales, a regímenes que, con fórceps más y embajadores norteamericanos menos, entregan el poder al término de sus mandatos.

Balaguer llegó a afirmar de Trujillo que permanecería en el poder lo que permanecen históricamente los regímenes de su tipo, una generación humana.

Así fue.

Pero no ha sido así con Fidel Castro, 1.61 veces más duradero aproximadamente, hasta hoy, de donde podría colegirse que las generaciones cubanas son más largas que las nuestras, o porque, ¡se ha comprobado! la expectativa de vida de los seres humanos se extiende si se reduce de manera ruda la ingesta alimenticia.

¿A qué tipo de regímenes se refería el heredero del espirituoso despotismo local y déspota él mismo?

A regímenes con liderazgo mesiánico que arrasan inicialmente con los elementos institucionales existentes, incluido el ejército, y que abordan la creación de nuevos elementos normativos, así sea mutantes,  a la vez que sintetizan en sus personas toda referencia política.

Lo que no es cualquier despotismo.

Por su parte, las cuestiones de “Crecimiento con equidad y cohesión social” sólo han dejado huellas en el Chile de Pinochet en adelante: despotismo absoluto primero y democracia con alternabilidad después, y en el Brasil de Lula.

Y ello nos enreda el cálculo.

En el resto, si ha habido crecimiento, hasta abundante, ha sido simultáneo con un distanciamiento social y cultural crecientes, lejos de cualquier criterio de equidad, particularmente en nuestra RD.

Lo que acontece en el presente, donde “tanto expresidente da conferencias y asesorías, así como vueltas sin hacer nada” y sin que pueda sostener la vista ante el despojo de las arcas del Estado que le convierte en parte de la élite mundial del dinero, es otra cosa.

Acontece que, antes, era preciso una generación humana para construir una estirpe; hoy con cuatro o seis años basta, lo que hace de la alternabilidad no un mérito político sino una expresión de productividad.

Las excepciones, que las hay, demuestran que es y era posible gobernar y ser honorable.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas